Ana García Carbajo está vinculada al mundo del folclore desde niña y desde hace 28 años trabaja para la Asociación cultural Elai-Alai y organiza un festival en su ciudad, Portugalete. Estos días ha asistido al Festival Internacional de Folclore de Zamora que desde el pasado viernes hasta anoche reunió a ocho grupos procedentes de tres continentes.

-Usted está vinculada al folclore desde una organización que reúne a decenas de grupos.

-Trabajo para una asociación cultural en Portugalete (Vizcaya) que tiene un grupo de danza, Elai-Alai, y que organiza su propio festival. La formación permanece a CIOFF que es un comité organizador de festivales a nivel mundial que está reconocido como una ong asociada a la Unesco, lo que nos da mucho prestigio en la salvaguardia del patrimonio inmaterial. Somos un conjunto de grupos de folclore y de asociaciones que organizamos festivales y colaboramos a la hora de organizar nuestros festivales y de que nuestras formaciones puedan participar actividades en el extranjero. Tiene representación en más de un centenar de países y se establecen actividades y acciones encaminadas al estudio, la salvaguarda y difusión del patrimonio cultural inmaterial.

-Unos objetivos que están presentes en este festival de Zamora

-Efectivamente. Lo que nos une a todos es el respeto y el cariño que sentimos por la cultura tradicional, ya sea en forma de danza folclórica ya sea en forma de juegos populares o de música. Lo importante es su preservación y su divulgación.

-En los tiempos actuales ¿hay que sumar fuerzas ante culturas de otros países que se imponen?

-Desde luego hay que adaptarse, pero lo vital es que la esencia se mantenga. La expresión de la danza no tiene que ver con lo que era hace cientos y cientos de años ni tampoco las puestas en escena, pero es fundamental que la base, que la tradición del rito, el origen, se conozca y se preserve.

-¿Cómo conoció la existencia del festival internacional de Zamora?

-En nuestra organización procuramos conocer otro tipo de festival porque siempre es muy positivo mantener contacto con otras organizaciones, pues siempre aprendes con lo que hacen los otros. Aprendes con aquellas actividades que llevan a cabo o de las puestas en escena... siempre es enriquecedor. También es muy interesante para establecer colaboraciones, ya que en el mundo del folclore hay veces que es muy complicado conseguir traer a un grupo de determinados países. Casi todos, unos en mayor y otros en menor cuantía, tenemos el respaldo de las instituciones, lo cual es muy de agradecer, pero es muy difícil conseguir traer, por ejemplo, a un grupo como el de Guinea Bissau para una sola semana.

-¿En qué consisten esas colaboraciones?

-Una de las formas que tenemos de colaboración es establecer una especie de giras o circuitos en los que todos los grupos nos ponemos de acuerdo con las fechas e invitamos a una serie de agrupaciones en común, de tal forma que entre todos se asumen los gastos que supone traer a ciertos conjuntos que un único festival no podría afrontar.

-¿Qué sensaciones ha tenido con en el festival que impulsa Don Sancho?

-Realmente muy buenas. Llegué el viernes por la noche directamente a la gala. Me encanta el espacio elegido para las actuaciones de las galas internacionales y me parece extraordinaria la acogida dispensada por el público porque las pasadas noches ha hecho frío, incluso el viernes hacía bastante, y miles de personas estaba viendo el festival. Me ha gustado mucho el formato de vermú musical. He visto cómo la organización ha cuidado y mimado a los grupos. Incluso la recepción con las autoridades ha sido una actividad muy natural y espontánea, lo que me ha agradado. Tengo muy buenas sensaciones y la ciudad acompaña también.

-Ha hablado de la receptividad por parte del público.

-Sin duda ayuda muchísimo y es aliciente más para los grupos que participan, pues se sienten acogidos. Para mí la máxima de un festival es que los grupos que visitan se sientan cómodos, a gusto, que bailen y que sus danzas gusten al público. A mayores, un aspecto que valoro mucho es la convivencia que se genera entre los participantes y las personas de la ciudad, de tal forma que los grupos de folclore, de alguna manera, formen parte de la vida de la ciudad. También me parece importante la convivencia que se genera entre las distintas formaciones asistentes, pues se establecen lazos muy fuertes que continúan en el futuro.

-Usted organiza un festival desde hace más de 25 años, ¿ha cambiado mucho el panorama a lo largo de estos años?

-Yo vivo en el País Vasco y a nivel económico nosotros no podemos quejarnos pues tenemos un fantástico apoyo institucional. Por mi experiencia ha habido años en los que el folclore ha estado más de moda, pero tenemos un público fiel al festival. Allí no tenemos frío, pero sí lluvia y a nosotros se nos da la situación de que los espectáculos están programados en la calle y empieza a chispear y el público se pone el chubasquero o saca paraguas y se queda hasta el final.

-La fidelidad del público que percibe en su tierra y en Zamora ¿la percibe en visitas que realiza a festivales de todo el territorio nacional?

-Sí, el folclore tiene una afición. Además, se nota mucho cuando quien organiza el festival es un grupo de danzas, como sucede en Zamora, pues se tiene muy presente el bienestar de los grupos y la actividad cuenta con una red de voluntariado.