Decenas de fieles y devotos se acercaron ayer a cumplir con una de las tradiciones con más arraigo en la ciudad; la Veneración de la sandalia de la Virgen del Tránsito, un acontecimiento que se repite cada año, pero que en esta ocasión ha sido incluso más especial ya que se celebraba el IV Centenario de la Virgen Dormida. Antes de comenzar la misa, se rezó un rosario, al que poco a poco se iban uniendo más feligreses, hasta que la iglesia se quedó pequeña y muchos tuvieron que escuchar la eucaristía de pie.

En una celebración centrada en la Virgen y su papel como madre de Jesucristo, que estuvo cooficiada además por un sacerdote de Madrid que hizo un alto en la ciudad mientras realizaba el Camino de Santiago, el párroco hizo un repaso a los nueve días de fiestas en honor de la imagen, "días para el recuerdo que pasarán a la historia", aseguró.

Acompañados por dos monaguillas y la música que no dejó de sonar durante toda la eucaristía, no faltaron tampoco a la cita las hermanas de clausura del convento, que vieron la misa desde un lateral de la iglesia sin perder detalle.

Pero no fueron los fieles los únicos que se acercaron a contemplar la talla de la Virgen Dormida. Llamados por el incesante ir y venir de feligreses que no paraban de entrar en la iglesia, y por el arco de flores que aún se mantenía en la puerta de templo, gracias a la veneración muchos zamoranos, numerosos turistas decidieron entrar a conocer la talla. Algunos incluso aprovecharon para preguntar a los asistentes sobre la historia y la leyenda de la imagen, deseosos por conocer más detalles de una talla tan peculiar de la que no habían oido hablar.

Tras la eucaristía, dentro de la iglesia se formaron largas colas para besar la sandalia de la Virgen, una fila que incluso salía fuera del templo, llena devotos deseosos de acercase a una imagen que aún se encontraba bajo el manto azul y el palio labrado en oro.

Con la Veneración de la Sandalia de la Virgen, que también tuvo lugar a mediodía, se cierran nueve días llenos de actos conmemorativos en honor a una imagen que cumplía cuatrocientos años. Desde la organización se han mostrado más que satisfechos con la respuesta de los zamoranos durante la procesión que sacó la imagen a la calle, llena de fieles. Dicen que no se esperaban tanta repercusión ya que aunque saben que es una de las imágenes más queridas en la ciudad, era un día festivo en pleno mes de agosto. También se muestran muy contentos con la afluencia de público durante las novenas, mayor que en otras ocasiones y que ha llenado de fieles la iglesia del Corpus Christi durante todas las jornadas.