La protección instalada alrededor de la muralla, en la bajada de San Martín, lleva días caída y sin que nadie se haga cargo de instalarla correctamente de nuevo. Una mala imagen para la ciudad que se llevan los turistas que visitan esta zona, a lo que se suma las dificultades que tienen las personas de mayor edad o aquellas con movilidad reducida, que se ven obligadas a rodear todo este amasijo de hierros y plástico y circular por la carretera para poder acceder al camino de tierra que conduce al parque.