Otros de sus oponentes políticos del PSOE, como Andrés Luis Calvo, alcalde de la ciudad; o Luis Rodríguez San León, portavoz del CDS en la Diputación lo describen como una gran persona y un político dialogante y negociador, cordial y tranquilo en el trato, que sabía diferenciar las lides políticas de las relaciones personales.

El actual presidente del Partido Popular de Zamora, José María Barrios, confiesa no haber oído nunca a nadie hablar mal de Luis Cid. "Fue un gran político en una época muy difícil (...) Políticos de su talla son necesarios, no miraba a corto sino a largo plazo". Su opinión también es compartida por la exregidora de la institución provincial Pilar Álvarez. "Era un presidente de ideas muy claras, pragmático y leal, con mucho sentido del humor y muy avanzado a su tiempo que confió en la Junta de Personal cuando le pedimos informatizar el laboratorio del Hospital Provincial". El impulso a la Feria del Vino y del Queso, como apunta Paco Abollo, expresidente de la CEOE; o la instalación del centro asociado de la UNED, como añade su director Juan Andrés Blanco, son otros de los méritos atribuidos a su etapa.

No obstante, su elección para el segundo mandato como presidente de la Diputación siempre se mantuvo bajo la sombra de un supuesto amaño en el denominado "caso Antorrena". En 1987, todo hacía indicar que el candidato socialista Manuel Riesco iba a convertirse en el siguiente regidor de la Diputación gracias al pacto alcanzado entre PSOE y CDS para desbancar del poder a Alianza Popular. Las cuentas eran claras: la coalición sumaba trece diputados y Alianza Popular solo doce, uno menos. Sin embargo, el resultado de la votación dio un vuelco y nuevamente resultó elegido Luis Cid. Todos acusaron de traición al socialista José Luis Antorrena, de ahí el nombre del caso, aunque este siempre negó que le hubieran comprado el voto. Lejos de suponer un hecho aislado, el asunto estuvo en el origen del Caso Zamora sobre la financiación del PP de Zamora casi diez años después, tras las investigaciones de este diario.

Pese a que su imagen se vio salpicada por su implicación en este escándalo, los políticos prefieren quitar hierro a esta cuestión. El socialista Saturnino Cardó cree que "Luis Cid no tuvo mucha culpa", sino que "la corrupción fue impuesta desde arriba, pasando por encima de él". José Manuel Peñalosa también le resta importancia: "Eso lo tenemos más que olvidado, nos acordamos solo de lo importante y de lo bueno, no de las mezquindades políticas propias de una carrera dilatada". En este punto, Barrios también lamenta "la pena de mancha que no tuvo que haber nunca porque no llegó a ser caso, se archivó".

En su memoria y en agradecimiento a su "vocación de servicio público hacia los demás", como estima la Diputación, se guardará un minuto de silencio en el próximo Pleno de abril. La capilla ardiente está instalada en el tanatorio Sever y el funeral será oficiado hoy a las 11.30 horas en la iglesia parroquial de San Torcuato para dar el último adiós a Luis Cid.