Si hace ochenta años su abuelo José emigraba de Sanabria a Argentina en busca de una vida mejor, ahora su nieta persigue el mismo objetivo pero haciendo el camino inverso. Ella y su novio han dejado todo por venir a Zamora. Han abandonado Mar del Plata, una ciudad costera de Buenos Aires de 700.000 habitantes, por una ciudad más "chica" de poco más de 60.000. Han cambiado el océano Atlántico por el río Duero. La inestabilidad económica por la tranquilidad. El miedo por la seguridad personal. Y sus lazos bonaerenses por sus orígenes zamoranos.

Ellos son Lourdes y Martín, dos jóvenes argentinos de 35 y 32 años, que desde el pasado 25 de enero ya forman parte del vecindario de la capital del Románico. Llevaban tanteando la idea de mudarse a España desde hace año y medio pero entre unas cosas y otras, al final siempre se terminaba aplazando el plan. "Si lo pensás mucho, nunca es un buen momento, por eso es importante fijar plazos. Si no, nunca generas el cambio", sopesa Martín, mate en mano. Sin embargo, la participación de Lourdes a finales de agosto en la operación Raíces de la Diputación supuso el último empujón para dar el paso definitivo.

"Fue un poco de casualidad. Nosotros teníamos planeado venir a Zamora en septiembre, pero por cuestiones de trabajo lo tuvimos que posponer y un chico de Buenos Aires que estaba anotado para el viaje no pudo ir. Convocaron la plaza vacante en el centro de Castilla y León de Mar del Plata, me presenté y vine".

Lourdes fue una de las ocho participantes de la última operación Raíces que la Diputación de Zamora organiza anualmente junto al programa Añoranza desde hace más de dos décadas para mantener los vínculos familiares entre las colonias de zamoranos que un día tuvieron que abandonar su tierra y sus descendientes.

En 1941, cuando su padre Jesús solo tenía once años, sus abuelos José Carracedo y María Teresa Ballesteros, naturales de San Ciprián, hicieron las maletas rumbo a Argentina. "Con la llegada de Franco tras la Guerra Civil Española, había mucha pobreza y mis abuelos decidieron marcharse con toda la familia en barco hasta Buenos Aires, donde vivieron muchos años en Avellaneda, el conurbano bonaerense, a las afueras de la capital", recuerda. Labradores de profesión, en Argentina se ganaron la vida desempeñando distintos oficios."Hicieron un poco de todo. Mi papá trabajó en una fábrica metalúrgica, luego con mi mamá argentina tuvieron su emprendimiento textil haciendo jerséis. Después se mudaron a Mar del Plata y allá tuvieron un bar y cafetería. En Benito Juárez se dedicaron a la barraca y a las pieles. Ellos compraban el cuero, las lanas y toda la materia prima para hacer sacos, camperas de piel o rellenos de almohadones que luego vendían en su propio local".

Sus familiares siempre le hablaron de Zamora. "Mi abuelo venía en carreta a Toro a comprar los barriles de vino. Parece algo muy medieval, pero es cierto. También me contaban cómo llevaban las cabras a pastorear por la montaña. Y tanto escuchar, tanto escuchar... acá estamos".

Los dos pensaban que "otra vida es posible" y había que probar. De sobra es conocido que la situación económica argentina no atraviesa su mejor momento. "Arrancamos a juntar un euro que valía 17 pesos y terminamos comprando euros a 45 pesos en un solo año". Buscaban estabilidad económica "y de acá también", comenta Lourdes señalándose la cabeza. "Hay mucha inseguridad, está medio feo". Al visitar España notaron bien la diferencia. "Vinimos de vacaciones y fue un viaje hermoso. Visitamos Barcelona, Granada, Sevilla, Córdoba, Toledo y Madrid. Así cualquier vacación es linda, obviamente, pero... notamos que había mucha distancia social", recuerda Martín. "Hay cosas muy básicas que en Argentina no están resueltas y acá sí. Por ejemplo, el respeto, el hecho de salir tranquila a la calle", apunta Lourdes. De hecho, el otro día, recién llegada a Zamora, tocaron al timbre de su nueva casa y ella dudó en abrir la puerta. "Al final era el correo, pero traigo todo este bagaje de desconfianza natural por vivir así en Argentina, es muy loco decirlo", lamenta.

La tranquilidad económica y mental es el principal motivo que se esconde tras la decisión de emprender una nueva vida y al que habría que sumar el factor emocional de volver a la tierra de sus antepasados. En Argentina, ella ejercía como abogada y también como operadora en la Línea de Emergencias 9-1-1 de la Policía bonaerense. Él, fotógrafo y diseñador gráfico de formación, trabajaba en un casino. Para poder venir, han vendido todo y lo que no, lo han regalado o donado. "Organizamos una feria en casa y nos despojamos de todo, desde una taza rota hasta el auto".

Juntos, ahora buscan otro ritmo de vida y de trabajo. "Queremos andar por algo más abierto donde se vea el cielo cada vez que caminás". Por eso, tienen varios proyectos en mente de turismo rural, deportivo y de naturaleza para hacer de la provincia su nuevo hogar. Aunque siempre lo fue. Como recuerda Lourdes, la primera vez que visitó Zamora sintió cómo la ciudad le decía: "Bienvenida a casa".