Desde Mar del Plata, a sus 81 años Carlos vuelve a España acompañado de sus dos nietos, Franco y Ramiro, para visitar El Perdigón, la tierra que sus padres abandonaron antes de marcharse a Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Desde Bahía Blanca, María regresa a Villarrín, su pueblo natal que su padre y sus siete hermanos dejaron atrás en los años cincuenta en busca de trabajo. Y desde Cuba, el joven Andy Fernández, de 21 años, ahonda en sus orígenes en Triufé, de donde su bisabuelo escapó a la isla caribeña para no hacer la mili.

Los tres forman parte de una nueva expedición de los programas Añoranza y Raíces promovidos por la Diputación de Zamora para mantener vivo el vínculo familiar de emigrantes zamoranos con las raíces de sus antepasados. En total, catorce participantes, diez argentinos y cuatro cubanos, fueron recibidos ayer por la presidenta de la institución, Mayte Martín Pozo, y el diputado de Emigración, José Luis Bermúdez, en una emotiva jornada.

Las fotos en las escaleras del Antiguo Hospital de la Encarnación o en el Salón de Plenos se sucedieron en "la casa de todos los zamoranos", como acostumbra decir Martín Pozo. "La verdad es que da gusto ver a personas mayores que han tenido la oportunidad de volver a su tierra y a gente joven que lo que quiere es conocer las raíces de sus antepasados (?) Es un honor para nosotros recibiros", expresaba la regidora provincial, quien deseaba que se llevaran un buen recuerdo del terruño. "Esta es vuestra casa. Nosotros siempre que hablamos de zamoranos nos referimos tanto a los que están aquí como a los que no podéis estar aquí queriendo estar", añadía.

Tal y como remarcaba José Luis Bermúdez, a lo largo de más de dos décadas del programa Añoranza, nunca se había dado un caso como el de esta edición. Por primera vez, un abuelo ha llegado con sus dos nietos. Es el caso de la familia Feo. "Estoy emocionado, estoy continuamente llorando, pero es hermoso", exclamaba entusiasmado Carlos Ángel Feo. "No sé si uno puede aclarar lo que siente cuando ve la ciudad tan linda". Sus padres, de profesión viticultores -o como él mismo decía, "viñateros"- emigraron de El Perdigón a Argentina durante la Segunda Guerra Mundial, al parecer porque seis de sus siete hijos debían cumplir con el servicio militar. "Nuestros padres nos hablaron muchísimo de sus orígenes y de su forma de vida", recordaba con nostalgia. "Entonces, un poquito zamorano sí se siente", razonaba un periodista. "¡Ah, mucho! No un poquito. El 50% más o menos", le reprendía el bonaerense en presencia de sus dos nietos. Su rebosante alegría contagiaba a uno de ellos, Franco, de 23 años, quien confesaba haberse ido interesando por sus raíces gracias a las conversaciones con su abuelo: "La verdad es que llegar acá y ver todo este agasajo es increíble", aseguraba. Su hermano Ramiro, de 21 años, también se mostraba feliz "de poder vivir una experiencia que no todos los días se nos da". De hecho, hoy conocerán al afamado velocista zamorano Frutos Feo, con quien probablemente tengan lazos de sangre.

Entre otros integrantes de esta nueva hornada de descendientes zamoranos se encontraba María del Rosario Sánchez Menéndez, nieta de Francisco Sánchez Tamame, impulsor de la colonia zamorana en Cuba que muchos años presidió. "Esto que estamos logrando aquí hoy puede parecer insignificante comparado con todos los problemas de la humanidad que hay en estos momentos. Sin embargo, es algo maravilloso, es algo inmenso. Debe de suceder muy poco que las nuevas generaciones vayan en busca de su historia", titubeaba emocionada agradeciendo el "cariño, esfuerzo y atención" de la Diputación por mantener unidos a los descendientes zamoranos en América y en concreto en Cuba.

Por su parte, la más benjamina del grupo, Trinidad Salomón, de 21 años y bisnieta de uno de los fundadores del centro zamorano en Buenos Aires, también siguió los pasos de su madre y de su hermano participando en una iniciativa que tildó de "única y hermosa".

Durante la mañana, los catorce integrantes también fueron recibidos en Valladolid por José Manuel Herrero, secretario general de la Junta de Castilla y León, institución que aporta 11.000 euros para la realización de esta nueva entrega que se prolongará hasta el próximo 11 de septiembre. Por delante, trece intensos días para tratar de reencontrarse con sus parientes más lejanos y conocer de primer mano los pueblos de origen de sus predecesores. Hoy, los participantes visitarán El Perdigón, Alfaraz, Fermoselle y Villalcampo y mañana Samir de los Caños, Rabanales, San Vitero y El Poyo. Además, realizarán excursiones a Valladolid, Toro, Villafáfila y Sanabria para seguir descubriendo el territorio natal de sus antepasados.