Motauros y Zamora mantienen viva la llama de su idilio. Tanto es así, que las dos partes se han prometido amor, al menos, hasta el próximo año. Lo que todos quieren es que la excursión a la capital del Duero sea un imprescindible dentro del programa de la concentración y las circunstancias apuntan a que así será. En la jornada de ayer, un millar de motoristas desafiaron a la lluvia para completar el recorrido desde Tordesillas a la ciudad. Se esperaban 4.000, pero esa mañana de perros hizo que el grueso de la expedición optara por minimizar riesgos y quedarse en la zona cero. Aún así, quienes vinieron disfrutaron e hicieron disfrutar. Los zamoranos, como siempre, les brindaron una buena acogida.

La llegada de Motauros a Zamora estuvo regada por lluvia. Por ello, esos valientes que quisieron desplazarse recibieron un recibimiento con honores a base de caldo para engañar al frío, vino de Toro y ternera de Aliste. El teniente de alcalde, Antidio Fagúndez, fue el encargado de dar la bienvenida a los motoristas, deseándoles una gran estancia "por los bares y restaurantes" de la capital. Por su parte, Juan Carlos Ruiz, presidente de Motauros, realizó el anuncio que todo el mundo en Zamora estaba esperando. "Este es el segundo año que nos desplazamos a esta ciudad y podemos decir que estamos como en casa. Aquí siempre nos tratan bien, nos reciben como a gente de los suyos y por eso esperamos que esto dure por muchos años", expuso.

Un guante que recogió Quique González, presidente de la Asociación Motociclista Zamorana (AMZ), quien auguró un buen entendimiento con la organización de Motauros para el futuro con el firme objetivo de que la excursión a la capital se convierta en un imprescindible dentro del programa de cara al futuro.

La Policía Municipal, la Guardia Civil, Protección Civil, los Bomberos y Cruz Roja formaron parte del operativo de seguridad coordinado desde el Ayuntamiento de Zamora. Entre los estands ubicados en La Marina, la Dirección General de Tráfico mostró el material utilizado para los controles de alcoholemia y drogas e instaló un simulador para que el público pudiera experimentar la conducción de una moto bajo los efectos del alcohol y el cannabis, mediante la utilización de gafas especiales que reproducían las mermas equivalentes en la visión.