"El 17 de abril de 1943 la ciudad de Zamora y la provincia se movilizaron con motivo de la inauguración del viaducto Francisco Martín Gil. Un viaducto de estas características suponía una verdadera señal de prestigio para los ingenieros españoles y a pesar de faltaban todavía nueve años para completar y abrir la línea al tráfico ferroviario se dispuso una celebración por todo lo alto con la presencia del entonces jefe del Estado Francisco Franco Bahamonde, autoridades civiles y eclesiásticas arropadas por una multitud que les aclamaba, participaron en una auténtica exaltación del Régimen que inauguraba una obra de ingeniería extraordinaria ya convertida en referente mundial".

En el antiguo palacio de la Diputación se inaguraba ayer la exposición conmemorativa del 75 aniversario del viaducto Martín Gil, cuya construcción se explica paso a paso en 36 paneles y que se muestra reproducido en una gran maqueta en la que se puede apreciar el más mínimo detalle. Se trata de una obra de ingeniería de tal magnitud que la presidenta de la Diputación, Mayte Martín Pozo quiere que se convierta en Bien de Interés Cultural, para lo cual anunció el inminente comienzo de los trámites.

Acompañaban a la presidenta del vicepresidente, ferroviario, Aurelio Tomás, el presidente de la Asociación Ferroviaria Zamora cuyos integrantes han organizado la exposición, José Manuel Rodríguez Vidal, el director del Museo Ferroviario de Madrid, Carlos Avellán, los hijos del ingeniero autor del proyecto, Paco y Asunción Martín Gil y el hijo de Eduardo Torroja, el ingeniero que ejecutó materialmente la cimbra de madera que sirvió para levantar el gran arco del puente de hormigón armado.

Fue Francisco Martín Gil el encargado de pronunciar unas palabras sobre su padre, agradecido por el hecho de que por fin se pueda colocar una placa con su nombre en la obra de ingeniería, dando así cumplimiento a lo mandatado por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones el 21 de noviembre de 1935, poco tiempo después de la muerte del ingeniero, acaecida el 30 de marzo de 1933.

El viaducto supuso un ahorro de tres millones de pesetas respecto a otras opciones cruzar el paso del Esla, por entonces ya con la construcción de embalse en marcha y la solución para salvar una distancia de 110 metros. Durante unos meses fue el viaducto con el arco de hormigón más grandes del mundo. Su construcción se prolongó desde 1934 hasta 1943 y necesitó multitud de mano de obra: en el punto de apogeo hubo hasta 510 trabajadores empleados a la vez. Documentalmente no existe constancia de que hubiera trabajando presos políticos y tampoco que hubiera víctimas mortales durante su construcción cosa, admite Rodríguez Vidal "difícil de creer, dada la forma de trabajar".

La exposición permanecerá abierta hasta el 16 de noviembre de martes a domingo de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas.