Uno de cada tres niños en España tiene móvil. La misma relación de jóvenes sufre acoso escolar en el país, y la mayoría afirma conocer al menos dos casos. Con la cotidianidad en el uso de Internet, aumenta el riesgo de sufrir bullying, y así lo manifiestan estos datos obtenidos por los estudios del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Fundación Anar junto a Mutua Madrileña. Tras los pasos de países como Francia, que este curso llevará a cabo, por primera vez, la prohibición del uso de dispositivos móviles en las aulas, España valorará hacer lo propio en el futuro, como ha afirmado la ministra de Educación, Isabel Celaá.

Colectivos como la Liga Española de la Educación, que cuenta con representación en la capital zamorana, ponen de manifiesto la importancia de proteger a los más pequeños de los riesgos del uso incontrolado de la tecnología. A través de esta, los niños cada vez están más expuestos, lo que afecta a su seguridad personal, si ya son en sí un sector vulnerable.

La forma de convivencia y comunicación de los jóvenes en la actualidad ha cambiado a pasos agigantados con respecto a la situación presente hace pocas décadas, y las redes sociales han propiciado, en gran medida, este hecho. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "España es uno de los países donde más ciberacoso sufren los menores, en especial los adolescentes de 13 años", como testimonia la Liga de la Educación. Concretamente, nuestro país se sitúa en la séptima posición en el rango de lugares donde los jóvenes han recibido más amenazas o insultos a través de aplicaciones de mensajería instantánea.

En estos tiempos, la mayoría de los niños utiliza a diario aplicaciones móviles o Internet, en una frecuencia media de entre una y dos horas, que aumenta con la edad. Así, a los 15 años, los adolescentes invierten más de dos horas y media a diario en la navegación en línea. A partir de los 14, casi el 100% de los menores tiene acceso a redes sociales, una forma de relacionarse que conlleva algunos peligros de los que no todo el mundo es consciente. Pilar de la Higuera, presidenta de la Liga en Zamora, señala la necesidad de "reflexionar sobre la importancia del uso del móvil y sus consecuencias, positivas y negativas; les damos una herramienta a nuestros hijos que tiene beneficios, pero puede ser peligrosa y no les enseñamos cómo utilizarla, cuándo y dónde".

Con respecto a la posible prohibición de la utilización de estos dispositivos en las aulas, los colectivos coinciden en la importancia de regularlo a nivel escolar. Desde el Centro Juvenil Trascampus, entidad de apoyo a la infancia y a la juventud en Zamora, su director, Antonio Matellán Carro, apunta al buen aprovechamiento que puede hacerse de los móviles como fuente de trabajo, de información y de consulta, en un ambiente educativo y restringido. El problema aparece "cuando se lleva la comunicación y el empleo de la tecnología en el tiempo libre al ámbito del aula, generando ansiedad o desconcentración, por ser un elemento distractor que fomenta la dependencia", comenta.

De esta manera, en lo referente a las declaraciones de la ministra, las asociaciones apuestan por un reajuste, y no tanto por la prohibición absoluta, "más que una normativa general a nivel estatal, deben ser los propios centros y los profesores los encargados de establecer sus propias reglas, decidir con autonomía si quieren servirse de los móviles como un recurso didáctico", indica de la Higuera. En lo que también están de acuerdo los grupos juveniles es en la necesidad de un cambio en la forma de utilizar la tecnología en la actualidad, al libre albedrío de los menores como forma de comunicación.

En cuanto a la relación de las redes sociales con el acoso escolar, las asociaciones coinciden en señalar la complejidad de la temática, aunque consideran que el bullying es un problema que va más allá de la utilización de los recursos tecnológicos, "ha existido antes del móvil, pero, en su contra, las estadísticas y los estudios correlacionan su aumento con las facilidades del agresor por la generalización del móvil", expone Matellán. Así, el teléfono puede funcionar como "un instrumento para el insulto, el ensañamiento, el desprestigio del otro, la amenaza, etc."

Por parte de los acosadores, la situación es percibida como normal, e incluso divertida. Al contrario, del lado de los afectados, la búsqueda de soluciones no suele pasar por el aspecto más fundamental en el control del bullying: la comunicación con los padres; la explicación de los hechos y la búsqueda de soluciones conjuntas.