El investigador Martínez Peña reiteró que el verano ha sido más húmedo de lo normal, y apuntó a que según los modelos, el 60% de la variabilidad de la producción lo explican las variables meteorológicas y el otro 40% se debe a otros factores ecológicos como las condiciones fisiológicas de los árboles y los microorganismos del suelo, entre otros.

Por último, apostilló a que las precipitaciones en septiembre, especialmente a partir de la segunda quincena, son las más relevantes y después es importante que las lluvias mantengan la humedad del suelo elevada durante el otoño, así como que las temperaturas máximas sean suaves y las heladas tarden en llegar para contar con una campaña micológica con buena producción en la región.

La producción potencial de hongos silvestres comestibles en los bosques de Castilla y León supera las 30.000 toneladas en una buena campaña a lo largo de todo el año. No obstante, la cantidad recolectada tanto para autoconsumo como para comercialización es muy inferior, estimándose en unas 4.000 toneladas. Las especies más conocidas comercialmente en esta época son el boletus edulis, el níscalo, la seta de cardo y la tan codiciada amanita caesarea.