Cartas, fotografías, vídeos, registros sonoros, documentos manuscritos, recortes de prensa, libros, obras de arte y objetos personales como su chaquetón de pana, su boina y su bastón recrean la trayectoria vital y literaria del poeta zamorano en el discurso narrativo hábilmente construido de "León Felipe: ¿Quién soy yo?".

La muestra integrada por 150 piezas de uno y otro lado del Atlántico y ubicada en la sala de exposiciones temporales del Museo Etnográfico de Castilla y León se vertebra en cinco capítulos: "En búsqueda de León", "El comienzo del éxodo", "Guerra y paz", "La búsqueda de la luz" y "Más allá del papel".

El retrato del autor con cuerpo de león realizado en tinta china por Elvira Gascón es una de las ilustraciones incluidas en el primero de ellos, en el que se narra el nacimiento artístico de Felipe Camino Galicia de la Rosa. Su marcha a Guinea Ecuatorial y la búsqueda de su particular sueño americano marcan "El comienzo del éxodo". Un periodo interrumpido por el estallido de la contienda civil española que le hizo regresar a su país natal y recogido en "Guerra y paz". Su exilio a México, el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la muerte de su esposa Berta Gamboa marcaron un punto de inflexión en su vida buscando la paz final que encontró en 1968. La cuarta sección, "En búsqueda de la luz", trata precisamente de arrojar luz sobre la generación a la que perteneció, aunque como decía Max Aub, "él era en sí mismo una generación aparte".

De hecho, lo tenía todo, pero le faltaba la pantalla, como recoge el último apartado "Más allá del papel". Él siempre quiso ser artista, no boticario. Amante de la poesía cinematográfica de Chaplin, le llamaba el mundo de la farándula y una de sus grandes musas fue Sara Montiel, a quien enseñó a leer y a escribir. Entre sus numerosos admiradores figuraba el Che Guevara, quien recitó "La rosa de harina" durante su discurso de entrega de certificados de trabajo comunista, tal y como se muestra en un vídeo. Serrat le puso música al poema "Vencidos" e incluyó el tema en su disco "Mediterráneo" y Enrique Morente hizo lo propio con "El reloj" para dar voz a los versos de un poeta anacrónico.