Es uno de los grupos que mantiene la tradición de celebrar la fiesta coincidiendo con el propio día de la santa. La martín Águeda recibió su homenaje por parte de las águedas de San Lázaro, que suman medio centenar de mujeres de todas las edades que cumplen primero con el ritual religioso de celebrar una eucaristía en la parroquia del barrio y luego, ya por la tarde, sin importarles el intenso frío con el que ha comenzado febrero, procesionar con la santa por diferentes calles de San Lázaro.

Su presidenta, Sabela García Ballestero, que lleva más de cuarenta años perteneciendo a esta asociación de mujeres, agradeció el apoyo que sienten cada año de todos los vecinos del barrio durante la procesión, donde se les permite a las niñas asistir vestidas con los trajes tradicionales.

Tras el desfile religioso, se continuó con la tradición de acudir a las casas de los cargos, donde se invitó a bollos y naranjas a todos los asistentes. Además de los cargos del pendón, bandera y jueza, las mayordomas de este año son Ana Pedrero y María Ángeles Rodríguez.

No fueron las de San Lázaro las únicas mujeres que salieron ataviadas con sus mejores trajes regionales en el día de la santa. Las águedas del Aula de Folklore La Morana estuvieron toda la mañana recorriendo las principales calles de la capital para pedir la "miaja" y convidar también a bollos y vino dulce. Los dulzaineros pusieron el ritmo a esta jornada, en la que se les abrieron las puertas de instituciones como la Subdelegación del Gobierno, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento, donde reivindicaron la integración de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.

Fue precisamente en el consistorio donde el alcalde, Francisco Guarido, les entregó el bastón de mando municipal, mientras animaban la jornada laboral con bailes y cánticos, a los que se unió la concejala Laura Rivera.

El Ayuntamiento volverá a recibir hoy a nuevos grupos de águedas, de los barrios de San Frontis y de San Lázaro, en una jornada denominada "aguederas", que, en el caso de las últimas, se prolongará durante dos días -martes y miércoles-, como manda la tradición. "Antiguamente era el momento de librarse de las tareas del hogar, salir de casa y disfrutar de la calle con un pañuelo a la cabeza, para bailar y pedir la "miaja" todo el día", rememora la presidenta de las águedas de San Lázaro. Una tradición que han "actualizado" y que se basa en "meterse un poco con los hombres con los que nos encontremos, avergonzarlos un rato, con mayor o menor atrevimiento, y cantar coplas antiguas y nuevas", resume. Todo para mantener el espíritu con el que se inició esta fiesta, "el de luchar por la liberación de la mujer", sentencia Sabela García para finalizar.