¿Qué hay después de un descubrimiento? A la pregunta puede responder José María Menéndez, autor de un sorprendente hallazgo que ha tenido una notable repercusión en todo el país. Después de hallar en la grieta de una iglesia palentina los restos de un friso románico original, el artista zamorano pretende realizar una réplica del relieve como una "inquietud personal" mientras que resuelve la posibilidad de intervenir en el templo, a orillas del embalse de Aguilar de Campoo, que en su día fagocitó el pueblo al que pertenecía, Quintanilla de Berzosa.

La sorpresa tuvo lugar el pasado mes de septiembre, cuando Menéndez participaba en un curso de fotografía de la Fundación Santa María la Real. Al visitar la iglesia de San Martín, un vetusto edificio sin uso, comenzó a vislumbrar que se encontraba ante algo sorprendente. "En la parte izquierda, la que mejor se ve, se puede identificar la figura de un hombre antiguo con una corona", describe Menéndez. El resto de elementos se perciben con mayor dificultad. Se refiere a un segundo arco, donde se aprecia una figura más pequeña, deteriorada y desfigurada, que puede asemejarse al niño Jesús.

A partir de ahí comenzó el proceso de documentación en el Obispado de Palencia, buscando los libros de fábrica de la construcción, un proceso en el que ha sido clave la colaboración del delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo. "No hemos hallado ninguna referencia a piedra tallada en los libros, algo que es muy extraño en una iglesia con escasos elementos destacados", explica el descubridor de la pieza, quien concluye se trataría de un antiguo friso reutilizado en la importante renovación del templo en el siglo XV, y después tapado por el muro de un granero construido en la siguiente centuria. Una grieta permitió a Menéndez Jambrina captar con su objetivo las formas de lo que parece, a las claras, la representación de la Epifanía.

El improvisado equipo de trabajo ha llegado "hasta donde hemos podido sin solicitar un permiso especial para intervenir en la iglesia", edificio bajo la protección BIC. Y a partir de ahí llegan los problemas. "Cualquier tipo de intervención precisa de financiación económica. Además, se trata de un templo de difícil acceso, en una colina, junto al embalse", precisa Menéndez. Pero hay una segunda cuestión, "se puede restaurar un bien patrimonial, pero si después no tiene uso? tampoco tendrá un mantenimiento".

Así que lo próximo que se le ha ocurrido al artista zamorano, mientras el Obispado decide sobre el futuro del templo de su propiedad, es realizar una reproducción en barro de lo que se percibe de los Magos y el niño Jesús. Pero no con un afán científico ni expositivo. "También he tenido contactos con empresas que realizan mosaicos tridimensionales y no sería complicado modelarlo en 3D", añade.

Lo que sí parece claro es que no es necesario derribar el muro del antiguo granero para dejar exento el hallazgo, prácticamente emparedado en la actualidad. De momento, lo que sí es evidente es la trascendencia del hallazgo. "No es que lo encontráramos sin más, es que antes de darlo a conocer, el pasado mes de marzo, hemos realizado un largo proceso de investigación y documentación", precisa Menéndez. Todo para constatar que se trata de eso, de un descubrimiento, pues no hay referencias previas a ningún elemento de piedra tallada en el edificio.

Parece que la ofrenda de los Magos a Jesús quiso citarse, precisamente, con el zamorano en una actividad completamente casual. Y es que la búsqueda de tesoros no es la ocupación principal de Menéndez, más conocido por su sonada intervención artística en el llamado "Bosque encantado", en el parque de San Martín.