La Inspección de Consumo de la Junta de Castilla y León ha retirado más de 8.000 productos durante el último año, cuyo uso tendría algún factor de riesgo para la seguridad del consumidor.

La mayoría de los artículos incautados están relacionados con la electrónica -como cargadores, accesorios, adaptadores o bases de aparatos- y productos de carnaval, broma o juguetes, de los que se hace un seguimiento "muy exhaustivo", apunta la Junta. Otras de las categorías que la Inspección de Consumo controla son las luminarias, pequeños electrodomésticos, productos de bricolaje, material deportivo o productos industriales, entre otros.

El último productos sobre el que la sección de consumo de Zamora ha alertado es una bolsa de agua de las que se emplean para aplicar calor en determinadas zonas del cuerpo. La actuación se inició a raíz de la denuncia de un consumidor ante la Sección de Consumo después de resultar afectado por quemaduras al haberse reventado la bolsa. Los inspectores se desplazaron al punto de venta, tomaron muestras del artículo y lo remitieron al laboratorio para su análisis, que confirmó que no reunía los requisitos para garantizar la seguridad de los usuarios. Por este motivo, la Red de Alerta ha ordenado la retirada de todas las unidades que puedan estar comercializándose en el territorio nacional.

El objetivo de la Sección de Consumo, asevera la Junta, "es proteger al consumidor frente a productos inseguros que no cumplen la normativo y pueden entrañar un riesgo para el usuario. En primer lugar, los inspectores reciben la alerta desde la Dirección General de Comercio y Consumo. Una vez comprobado que los artículos tienen riesgos, se procede a la retirada de los mismos. Por último, se investigan los canales mediante los cuales han llegado al mercado español".