"Con la ilusión de que haya vuelto", el entusiasmo de escucharle, el autobús comienza a cobrar vida apenas han tomado asiento los 41 viajeros. "¿Y nos dan rosas?". "No. Como mucho, claveles". "Si lo llego a saber, compro yo rosas". "La mejor rosa es Pedro Sánchez" . Una joven socialista y dos simpatizantes conversan minutos antes de partir a Valladolid, para respaldar a su líder en la Cúpula del Milenio.

Los "sanchistas" zamoranos llevan meses esperando una oportunidad para verle, sentirle cerca. Hablan de él con admiración, con devoción. "¡Lo que le han hecho no lo vamos a olvidar!", no duda en afirmar una militante. "Fue una traición", remacha otro. Quien espera desespera, dice el refrán. Pero no ha sido así, el 18 de febrero, llegó el ansiado reencuentro.

El tiempo no amortigua el enfado, "nunca olvidaremos lo que pasó". Aquello sigue doliendo. Lo dicen sin mencionar aquel uno de octubre de 2016, cuando el secretario general -"le elegimos nosotros"- tuvo que dimitir en el comité federal que nombró a la gestora que ahora dirige el rumbo del PSOE. "¡Es que es muy fuerte lo que ocurrió!", se oye en el autobús.

A las 9.30 horas, la mayoría de los viajeros ocupan ya sus sitios, en la parada del Pabellón de Deportes Ángel Nieto, al lado de la sede socialista. Es el momento de pasar lista. Hay que esperar. Cinco minutos más y llega Mar Rominguera, secretaria de la Agrupación Local de Zamora y diputada nacional que se abstuvo para que pudiera gobernar el país el PP, Mariano Rajoy.

El madrugón se verá más que recompensado para los llegados de Sayago, Los Valles, Campos, Fuentesaúco... El autobús (pagado a escote) arranca a las 9.40 horas. Emoción y, sobre todo, "ganas de escuchar" a quien el aparato del PSOE ha convertido en mártir, bandera de la democracia interna, "él nos dio la voz". La militancia cierra filas. "El partido somos nosotros, que no lo olviden".

Las conversaciones se animan. "¡Qué mujer! Es pura dinamita, sabiendo hablar, con un dominio del verbo, una cultura. Impresionado". La mujer es Zaida Cantera, la diputada, exmilitar, que votó "no" y recorre el país, haciendo campaña a favor del secretario general destronado con Odón Elorza y María Luz Martínez Seijo, otros dos diputados del "no". La crisis de la familia socialista y el triunfo que confían para su candidato a la secretaría general son el hilo conductor de las charlas.

Llega el reparto de rosas. "A la izquierda tiene que ir, al lado del corazón". La militante se cuelga el imperdible y recoge la hoja en la que le piden sus datos personales para futuras convocatorias y organizar el trabajo a favor de Sánchez en las primarias, explica Ángel Pozo, portavoz de la Plataforma Socialistas con Sánchez. Tiene todo previsto.

Rominguera va y viene saludando. Y, "aunque los reproches ya se han acabado", vuelve a explicar por qué se abstuvo, por su cargo orgánico debía mantener la disciplina. "Me gustaría que pongas que como secretaria local del PSOE estoy con la militancia".

Muy cerca, una joven militante nueva. "Me afilié el miércoles solo para poder votar en primarias a Pedro Sánchez". Es más de candidatos que de siglas. "He votado también a Ciudadanos, soy más de centro que de izquierdas". Su objetivo, "la regeneración dentro de las instituciones, a nivel nacional, y creo que Pedro sí lo puede hacer, es el único ahora. Puede renovar el PSOE y acabar con todos los que están ahí metidos".

Son las 10.50 horas. La cúpula del Milenio está ya ahí. "Coged la pancarta". Dejará constancia de que "la leal y noble plaza de Zamora" estuvo con Sánchez en Valladolid. Hay nervios. "Al terminar el acto, a la parte de atrás para hacernos la foto". Todavía queda una hora larga para el inicio del acto. Hay mucha gente dentro y fuera del recinto. Los zamoranos no consiguen ya sentarse juntos. Otro centenar ha llegado en coches desde Aliste, Benavente, Sanabria, Carballeda, Sayago, La Guareña...

Dentro, el ambiente se va calentando. Suena "Color esperanza" y el público se une a la canción, que se pierde en cuanto se atisba a Sánchez. Las banderolas con el puño y la rosa vuelan, la gente en pie, muchos se suben a la silla para verle entrar. Y la cúpula estalla: "¡Pedro presidente!", "¡no es no!", "¡Pedro, Pedro!". Reparte saludos durante 10 minutos hasta llegar al escenario. La fascinación por el líder inunda el recinto.

Los discursos, llenos de referencias al PSOE de la izquierda, de los obreros, de las mujeres, de los jóvenes, de los marginados, de la igualdad, de los padres y abuelos que lucharon por la "libertad, la igualdad y la fraternidad" llegan con fuerza. Lágrimas. Las ovaciones se suceden. Pedro Sánchez da las gracias: "Renuncié a todo para recuperar la credibilidad del PSOE", "si estoy aquí es gracias a la militancia". La Internacional, puño izquierdo en alto, levanta al auditorio. Son las 13.25 horas. Sánchez tardará una hora en poder llegar al coche y abandonar Valladolid. Imposible avanzar. Se deja querer, de brazo en brazo, fotos...

Los zamoranos se movilizan para reunirse, raptarle y retratarse con él. Imposible. Muchos se llevan su selfi. Al final consiguen rodearle. Y se llevan el cálido abrazo del líder. "En el corto, gana".