Controlar el estrés para tener una mejor calidad de vida es la filosofía del "mindfulness", una técnica de la que el psicólogo Lucas Burgueño es experto. Ayer acudió a la Cámara de Comercio para impartir un taller donde explicó a los presentes cómo combatir la ansiedad del día a día.

-¿Es el estrés más habitual de lo que parece en la actualidad?

-Hemos normalizado unos niveles de estrés que a medio y largo plazo tienen consecuencia sobre nuestra salud. Lo que pasa es que acabamos atacando las causas, como úlcera de estómago o cefaleas, con medicación, cuando podríamos aprender herramientas psicológicas, como la atención plena, para gestionar y prevenir en nuestro día a día.

-¿Qué provoca ese estrés que no existía en generaciones anteriores?

-Lo cierto es que es el mismo estrés que sufrían nuestros abuelos cuando, por ejemplo, llegaban tarde a la finca. Nosotros sufrimos ahora algo similar cuando estamos en un atasco o atrapados en el metro. La diferencia es que ahora, gracias a la investigación en psicología, nos damos cuenta de que disponemos de herramientas que nos ayudan a gestionar ese estrés.

-¿Y en qué se traduce?

-Eso significa que ya no tenemos que esperar a llegar a la cama extenuados y consumir medicamentos, alcohol o drogas o atiborrarnos de comida para poder gestionar esa experiencia de estrés. Esa educación psicológica es la que se está dando ahora en la sociedad. Esa es la diferencia con nuestros abuelos, porque el fenómeno de estrés es el mismo, todas las sociedades la han tenido.

-¿Qué papel juega entonces el "mindfulness"?

-Se trata de un abordaje que nos permite reducir el estrés que experimentamos y gestionarlo de una forma más hábil. La atención plena pone de manifiesto cómo nuestra mente está constantemente generando pensamientos, pero que hay veces que queremos descansar de esa habilidad que suele tan útil. A menudo solo llegamos al descanso por un agotamiento nervioso, no sabemos descansar con los ojos abiertos. Y el "mindfulness" da la posibilidad de reducir el estrés que a veces nos generamos nosotros mismos a través de toda esta actividad mental. Por otra parte, el aprender a disfrutar más de nuestro día a día, de las personas que queremos, de las situaciones en las que nos encontramos o incluso de los momentos de malestar, nos ayuda a gestionarlos con mayor habilidad.

-¿Es complicado desarrollar esa habilidad?

-La tenemos todos, pero requiere de cierto entrenamiento, porque a veces la actividad mental es tan abrumadora que gestionarla se puede convertir en una batalla. Lo que queremos es aprender a canalizar. Es como si tuvieras un río con un torrente muy fuerte y lo quisieras parar de repente. Te llevaría por delante. Con esta habilidad se aprende a canalizarlo poco a poco, para ir calmando esa corriente. Y se consigue a través de la práctica, del aprendizaje y del tiempo.

-¿A quién afecta más el estrés?

-No hay un perfil definido, pero vemos que las patologías o los trastornos psicológicos son diferentes en función del tipo de población. En ocasiones incluso afecta a los más pequeños. La idea es que todo en esta vida es muy rápido y hemos asociado esa rapidez con el éxito, como si fuera algo bueno. Y no lo es necesariamente. Pero a veces esa capacidad para aprender a parar y disfrutar de cosas sencillas tiene mucho más que ver con nuestro bienestar que con seguir acumulando bienes materiales, dinero o títulos. Hay un punto en el que una gran parte de nuestro bienestar no está relacionado con nuestro bienestar físico y material, sino con una parte emocional y mental. Ahí entra el "mindfulness".

-¿Por qué es en la actualidad cuando la sociedad se ha dado cuenta de que es necesario poner freno?

-Porque es ahora cuando nos hemos dado cuenta de que todos los parches materiales que vamos poniendo desde fuera nos han ayudado, pero que también hay una parte interna que nos corresponde a cada uno gestionar. A través de la investigación científica desde hace treinta años sobre "mindfulness", sobre atención plena, se han observado diferentes problemas, trastornos relacionados con el estrés y depresión. Es una herramienta científicamente validada y efectiva para el propósito que se persigue, que es reducir la sintomatología y aumentar el bienestar de las personas.

-¿A qué se debe la moda del "mindfulness"?

-Es verdad que tiene ahora cierta popularidad, pero no hay que olvidar que detrás hay un trabajo científico e investigadores muy serios de diferentes universidades. Se trata de promulgar esa investigación científica y darla a conocer a la sociedad. Esa brecha entre lo científico y la utilidad social hay que traspasarla. Nuestro énfasis como profesionales de la salud es hacer llegar adecuada y útilmente estos conocimientos a la sociedad para que los pueda disfrutar y reducir su malestar.

-¿Con qué técnica se podría comenzar?

-Jugar a observar durante un minuto la propia respiración. Se dará cuenta de que la mente va a producir pensamientos, pero con mucha amabilidad debe traerse de vuelta a esa respiración. La mente se distrae, pero poco a poco puedes trabar una amistad con ella y reconducirla, como si estuvieras entrenando a un cachorrito, que a veces no hace lo que queremos, pero que a través de la amabilidad y el amor puede ir poco a poco siendo más dócil y atento.