Su destino está desde el pasado septiembre en África, entre la capital de Kenia, Nairobi, y la de Somalia, Mogadiscio. El militar zamorano José Juan Arroyo Luelmo es el encargado de la contabilidad y ejecución del presupuesto de la misión que la Unión Europea desarrolla en este último país para adiestrar a sus fuerzas de seguridad. "Se trata de mi primera experiencia internacional como militar, siendo un gran desafío desde el punto de vista no solo profesional, sino también personal", reconoce este licenciado en Derecho.

Precisamente, poco después de su nombramiento se produjo el grave atentado de Al-Shabab en la universidad de Garissa. "No fue un plato fácil de digerir por mi familia, sin embargo, siempre he contado con su apoyo y cariño incondicional y se siente muy orgullosa de que pueda estar sirviendo a España desde tan lejos", aprecia.

Su día a día es "muy exigente" y pasa la mayor parte del tiempo trabajando en su propio apartamento, donde tiene instalada la oficina. "Mis cometidos principales se relacionan con la gestión económico financiera de la misión, controlando la correcta ejecución del presupuesto. Todo ello se desarrolla en un ambiente multinacional, donde el idioma oficial es el inglés. Además, tengo que tratar con proveedores locales, instituciones financieras o administraciones públicas", explica.

Sobre la presencia de militares extranjeros en estos países, Arroyo reconoce que siempre hay "recelos. En Kenia, en general, se mira bien a quienes luchan contra el terrorismo, la gran amenaza del turismo. En Somalia no existe una especial simpatía por los elementos extraños. Se trata de una población muy castigada, que ha vivido una larga guerra civil", describe.

Respecto a la visión de los propios españoles sobre las Fuerzas Armadas en el extranjero, considera que muchos desconocen las funciones que realmente tienen los militares más allá de las fronteras. "Hay algunos sectores de la sociedad que incluso cuestionan nuestra existencia y muchos no son conscientes de los peligros reales que se ciernen sobre Europa, porque ven los problemas del terrorismo internacional como algo muy lejano. Por desgracia, los recientes atentados producidos en Bélgica y Francia hacen cada vez más necesaria estas intervenciones", razona.

Primera impresión

Todavía recuerda la primera impresión que se llevó de Kenia, "llena de contrastes y una gran brecha social. Muy pocos acaparan la mayoría de los recursos. Sin embargo, lo que más me ha impactado es que aquellos que no tienen nada te ofrecen todo. El carácter de los keniatas es abierto y siempre te reciben con una sonrisa", agradece.

Por su parte, aunque el domingo es su único día libre, siempre intenta compaginar el ocio con la ayuda a los más necesitados. "He aprovechado para viajar y descubrir las maravillas naturales de Monte Kenia, Masai Mara, Naivasha, Nakuru, Amboseli, Magadi... además de hacer piña con la comunidad de españoles que se mueven por estos lares", apunta.

La próxima semana regresa a Zamora, una vez que llegue su relevo. "Lo que más se echa de menos aquí es la familia: mis padres, mi mujer Eva, que se merece una medalla, y mi ojito derecho, mi hija Noa, a la que es muy duro ver crecer a través de la pantalla", describe. A todos ellos podrá volver a abrazar en tan solo unos días.