Cuentan de Zamora que es el lugar donde nunca ocurre nada. Donde vive la ciudad en un perpetuo estado de calma y serenidad. Donde los jóvenes se van y la población languidece poco a poco. Cuentan que, algún día, la "perla del Duero" desaparecerá, condenada por su propia inactividad. Algún día, con el paso del tiempo.

Quizá, por esta razón, alguien ha decidido tomar cartas en el asunto. Alguien que sabe de la actividad de Zamora día tras día y noche tras noche. Alguien que no solo ve ancianos sentados en los bancos del Burgo, sino que también reconoce los pasos que los jóvenes van dando en esta ciudad. Alguien que habrá pensado: "si el paso del tiempo condenará a Zamora, lo mismo la solución es que el tiempo no pase".

Ese alguien, que en adelante pasará a denominarse "Cronoilógico", es quien ha decidido que el reloj del Ayuntamiento de Zamora se haya detenido a las 9.43 horas. Y, es más, que lleve varios días marcando exactamente esa hora tan incómoda. ¿Qué clase de hora es esa? ¿Menos veinte? ¿Menos cuarto? El capricho de "Cronoilógico" ha dejado a Zamora en un "impasse" temporal que más de un susto ha causado ya a quien llegaba tarde a trabajar o a quien llegaba demasiado pronto a su cita.

Y es que da igual que el mundo viva en la era del smartphone con reloj, alarma, cronómetro y cuenta atrás. Da igual que uno lleve un reloj de pulsera. En un lugar tan zamorano para quedar como es el Merlú, las broncas se echan en función de lo que marque el friso de la Casa de las Panaderas. Y eso es tan verídico como parar a ver la temperatura en el termómetro de la Junta pese a haber escuchado a Brasero al mediodía diciendo que habría 12 grados en Zamora. Por lo tanto, ya nadie llega ni pronto ni tarde. Ya no hay lugar para los reproches. No se produce ya la primera bronca de la noche antes de bajar a los Herreros. Porque todo el mundo ha llegado a las 9.43 horas.

La intención de "Cronoilógico" seguro que era buena. Como antes se explicó: si el paso del tiempo va a terminar con Zamora, mejor que el tiempo no pase. Pero las consecuencias han sido catastróficas para todos aquellos que alzan la mirada en busca de una referencia a su paso por la Plaza Mayor. Ahora bien, al César lo que es del César. Pese a que las manecillas no funcionan, "Cronoilógico" ha tenido la decencia de mantener vigentes y bien sonoras las señales horarias. Incluso ha dejado también que la sonata del Bolero de Algodre se emita a lo largo del día.

Las pesquisas llevadas a cabo parecen apuntar a un simple fallo. "Cronoilógico", que en adelante pasará a denominarse centralita, ha sufrido una avería hace unos días que ha dejado el tiempo congelado a las 9.43 horas. El servicio competente del Ayuntamiento de Zamora trabaja ya en dar una solución cuanto antes a este problema, aunque la ciudad parece ya acostumbrada a vivir en su "Día de la Marmota" particular.