La actriz Silvia Marsó pisa esta noche el Teatro Principal con la obra "El zoo de cristal", de Tennessee Williams.

-Usted establece semejanzas entre Tennessee Williams y Federico García Lorca. ¿Por qué?

-Porque me ha sorprendido el paralelismo que existe entre los dos autores. Ambos hacen un análisis del ser humano, con sus contradicciones. En sus obras no hay ni buenos ni malos, hay personajes con los que podemos empatizar o no, pero describen seres de carne y hueso, lo que hace que una obra sea grande. Además, tienen una manera poética y sensual de otorgar a los personajes unos matices cálidos.

-El texto que presentan en Zamora es una adaptación realizada por Eduardo Galán.

-Galán ha conseguido potenciar el humor de la obra, la inmediatez y le ha dado un ritmo que no tiene la versión original. El texto está ambientado en el Crack del 29 aunque se desarrolla años más tarde. No es una versión contemporánea porque no hace falta. Los tiempos difíciles, la falta de expectativa, la necesidad de apoyarse unos en otros por la economía o los conflictos generacionales de los que habla siguen vigentes.

-Da vida a Amanda, un personaje lleno de contradicciones

-Amanda tiene una fuerza infinita y es una mujer que ha tenido que sacar adelante sola a dos hijos. Tiene un dolor interior y vive enferma de nostalgia. Presenta un carácter impositivo y dictatorial. Además, está obsesionada con el futuro de sus hijos. Es un personaje en el que cuesta meterse porque es un ser humano lleno de contracciones. Refleja a la generación de padre que vemos con preocupación el futuro de nuestros hijos. A través de lo que ocurre en el escenario uno puede plantearse cosas de su propia vida.

-Usted apuesta por montajes que hacen reflexionar.

-El teatro tiene que ser un punto de encuentro para la reflexión, ya sea en forma de diversión, drama, tragedia o comedia musical.

-Sin embargo, en su trayectoria lo que menos ha interpretado son comedias.

-Este montaje es una tragicomedia en la que el público se ríe más de lo que parece. Mayoritariamente he hecho drama porque me han propuesto personajes maravillosos como el de Yerma o Nora, de "Casa de muñecas". Lo que no me gusta es el teatro de entretenimiento.

-¿Por qué?

-Como espectadora me parece divertido, pero luego no extraigo nada.

-Para usted el teatro es...

-(silencio) Algo sagrado, pero no se está tratando como tal. Admiro el ejemplo francés, pues gobierne quien gobierne la cultura es intocable. La cultura es el patrimonio histórico de un país y lo que hace que una nación sea más civilizada y más tolerante. La cultura tendría que ser intocable. Este pacto de caballeros deberíamos de copiarlo. Además debería de desgravarse la inversión en cultura.

-¿Volverá a producir teatro?

-Sí, pero cuando bajen el IVA. Ahora mismo resulta imposible cualquier iniciativa. La pornografía tiene un gravamen del 4% y ver un montaje de Lorca o de Shakespeare, un 21%. El porcentaje de más que se lleva el Estado con el IVA ha suprimido la recuperación de las inversiones de los montajes escénicos a largo plazo para las pequeñas productoras. No es una cuestión de ayuda, sino que no nos graven de esta manera porque no puedes ir de gira.

-En su trayectoria en el séptimo arte ha apostado por el cine independiente.

-Siempre lo he hecho y siempre lo haré tanto en cine como en teatro. Siempre que pueda apoyaré a la gente joven que empieza en un mundo tan difícil. La crisis ha servido para unir al gremio. Se han creado grupos y una red alternativa de teatros donde se ofertan productos maravillosos. Además, se han generado muchas cooperativas y nuevas fórmulas creativas porque la gente está buscando nuevas fórmulas para dar a conocer sus proyectos. El panorama actual está haciendo que se haga menos cine, pero más plural y menos teatro, pero más diverso.

-El ministro Wert ha confirmado su presencia en la gala de los Goya, tras varios años de ausencia. ¿Supone un cambio de actitud hacia el sector?

-La presencia del ministro debería de ser lo normal, pues se trata del acontecimiento cultural más importante, pero no va a implicar nada. El cine funciona gracias al sector y a pesar de las medidas del gobierno.