Poco o nada le gusta a la suerte darse una vuelta por Zamora. Hace apenas diez días, el Gordo de Navidad volvió a ser esquivo con la provincia; y lo fue por ducentésimo segundo año consecutivo. En lo referente al Sorteo del Niño, la tendencia no varía demasiado. La tan ansiada lluvia de millones, el premio de consolación de la Navidad, ha llegado una única vez hasta estas tierras. Pero aquello ocurrió hace más de cien años, en el primero de los sorteos que Loterías y Apuestas del Estado tiene documentado como el tradicional juego del 6 de enero. Desde entonces, la provincia aparece en esa lista negra donde el azar hace regates a la ilusión. Una predisposición que se puede romper mañana, si los dioses de la fortuna deciden visitar la austera Zamora.

La historia de la Lotería del Niño se remonta, tal y como hoy se conoce, al año 1941. Fecha en que el director de Timbre y Monopolios tomó la decisión de oficializar el sorteo haciéndolo extraordinario, según indican desde Loterías y Apuestas del Estado (LOE). Sin embargo, existen documentos que hablan de un sorteo similar, aunque no oficializado, que se remonta años atrás. Y buceando en la historia, el primero de ellos corresponde al año 1908.

Un número de los que la gente llama "feos", aparentemente, aunque todos y cada uno entran en el bombo. Era el 03897. Y se vendió íntegramente en Fermoselle. Probablemente no fuera el Gordo más glamouroso de la historia. Los sayagueses agraciados, a buen seguro, no se sintieron acosados por ningún reportero televisivo en directo para conseguir esa legendaria frase de "tapar agujeros" y lo más factible es que no brindaran con champán francés. Pero lo que sí se llevaron fue la pasta. El dinero y el honor de ser, hasta el día de hoy, los únicos agraciados con un primer premio en los grandes sorteos navideños en toda la provincia.

Hay que viajar doce años en el tiempo para encontrar la segunda vez que el Gordo del Niño visitó Castilla y León. Fue en 1920 y se vendió íntegramente en Valladolid. Un premio que se saboreó con garantías, puesto que la suerte no regresó a la región hasta pasados 39 años, aunque lo hizo por partida doble. En 1959, nuevamente Valladolid, junto con Palencia, se llevaron el primer premio del sorteo del 6 de enero. Cuatro años más tarde, en el 63, el Niño se dejó caer en León; y en el 79 la suerte viajó hasta Arévalo de manera íntegra, como preámbulo de unos años ochenta que iban a ser millonarios en la comunidad autónoma. Hasta cuatro Gordos se cantaron en Castilla y León en esos diez años, León (1985), Valladolid (1986), Palencia y León (1987) y nuevamente Palencia (1989) se llevaron el primer premio de la Lotería del Niño. Finalmente, el último de los Gordos de la región se fue para Villamañán, en León, en el año 1999.

Con la intención de llamar a la suerte, los zamoranos han hecho un importante desembolso durante los últimos días para la compra de los números que entrarán mañana en el gran bombo de la ilusión. La consignación, según los datos ofrecidos por Loterías y Apuestas del Estado, ha sido de 3.741.360 euros. Una cifra mucho menor a la registrada para el Sorteo de Navidad del pasado 22 de diciembre, donde el global alcanzó los trece millones de euros, y también menor que la del año pasado, que rozó los cinco millones de euros.

Cada zamorano, según los mismos datos, se jugará mañana 19,78 euros. Es decir, lo equivalente a un décimo. En total, en toda la provincia, se han expedido 18.706 billetes para la Lotería del Niño. Se trata de la segunda provincia de toda Castilla y León que menos dinero ha invertido para atraer a la suerte del Gordo, superando únicamente a Ávila en este apartado. Mañana, por fin, el primer premio podría volver a Zamora.