Acompañaban al pebetero pequeño, el rematado por la cúpula de la Catedral, desde la mitad del siglo XX y pese a la limpieza anual a la que eran sometidas, el estado de las faldillas recomendaba su mejora. Una vez concluido el pago de la hipoteca del local, la Real Hermandad del Cristo de las Injurias, con el visto bueno de la asamblea, encara el mantenimiento de este bien.

En un primer análisis, la artesana textil local que está poniéndolas a punto comprobó que "estaban es muy malas condiciones". "El bordado presentaba hojas y flores prácticamente deshechas y las traseras estaban rotas", enumera Cristina Lazo, quien asegura que la actuación "está siendo muy completa" y en ella está primado la restauración. "La última opción siempre es hacer algo nuevo".

En las piezas que se han reemplazado han sacado las bases y las han reproducido con las mismas características, como el anagrama del Silencio que ocupa el centro del paño. "Lo hemos tenido que cambiar porque el veludillo se encontraba muy mal". Para este elemento han buscado el color original, que se aprecia en los bordes, y sobre el nuevo terciopelo han vuelto a efectuar la cruz.

Además de cambiar los flecos, efectuados en canutillos de plata, donde se comprueba la actuación es en los bordados. En las filigranas la profesional ha tenido que "deshacer zonas enteras". "Hemos reutilizado algunos de los hilos para reparaciones a fin de que la estética de la pieza sea lo más igual posible". Con este mismo objetivo han remitido muestras originales de hilo "a fábrica" para contar con nuevas hebras del mismo grosor.

Cristina Lazo, quien ya ha concluido una de las partes de las faldillas, comenta que "las diferencias entre los hilos se notarán un poco". A mayores, el conjunto es muy rico en matices. "Originalmente cada bordado tiene una base de un color, lo que hace que aunque el hilo de plata sea el mismo, el resultado sea distinto", desgrana esta artesana textil que cree que las faldillas fueron ejecutadas por alguien que dominaba la técnica. "Es un trabajo bien hecho que seguramente se haría en talleres del sur".

Esta profesional va a invertir cuatro meses de su trabajo para restaurar las faldillas que lucirán nuevamente el Miércoles Santo en la salida del Cristo de las Injurias.