En la entrada al entorno de las aceñas de Cabañales aparece una señal azul de unos dos metros con una cámara de vídeo y la leyenda: "Zona Vigilada". Pero lo cierto es que esa no es amenaza para los vándalos. "Yo no sé si hay cámaras, no las he visto; pero si las hay, deben estar vigilando para otro sitio", explica una vecina de la zona que prefiere no revelar su nombre por temor a las represalias de los incívicos. Lo cierto es que la situación se ha tornado insostenible entre quienes viven en el entorno de las aceñas. Ellos ven, escuchan, saben quiénes son. "Llamamos a la Policía. Claro que llamamos, muchas veces. Pero los chavales son más rápidos y todavía no los han cogido", explica la mujer.

Esta vecina habla de "chavales". Según su testimonio, es un grupo, siempre el mismo, de jóvenes de unos 18 años. Chicos y chicas. Llevan varios meses actuando en la zona. De hecho, ya han hecho suyas las aceñas. Así lo demuestran las diferentes pintadas que recorren los cuatro edificios de los antiguos molinos, todas con el mismo patrón. Incluso se repiten nombres. "La última vez que los vi fue el domingo por la tarde. Estaban tirando piedras y un señor que estaba paseando al perro les reprendió. Adivina qué hicieron ellos. Claro, ni caso", explica la vecina con un claro gesto de impotencia.

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