Los primeros artistas de la humanidad demostraban su talento en las paredes de cuevas y abrigos. Representaban caballos, ciervos o bisontes junto a la figura esquemática del propio ser humano como prólogo de una fructífera jornada de caza o, simplemente, para construir un espacio sagrado. Utilizaban óxidos y carbones que mezclaban con grasas o resinas para obtener pigmentos básicos como el rojo, el negro o el amarillo. Algunas pinturas sobrevivieron el paso de miles de años, otras se perdieron. Pero no para siempre. Una novedosa tecnología, basada en la proyección de luz sensible, permite fotografiar vestigios rupestres invisibles al ojo humano, que afloran en la pantalla de un ordenador como si se estuviesen pintando ahora mismo. Los abrigos prehistóricos junto al embalse del Esla al se han convertido en el laboratorio de pruebas de esta tecnología, cuyos primeros resultados permiten vislumbrar todo un universo de aplicaciones futuras.

En Estados Unidos, utilizaban programas informáticos para potenciar los colores casi perdidos de las pinturas. Los miembros de la empresa vallisoletana Arbotante introdujeron, como novedad, "focos de luz controlada". "La técnica consiste en analizar con luz de una longitud de onda controlada los restos de pinturas rupestres y, gracias al trabajo de más de dos años de catalogación del comportamiento de los diferentes pigmentos bajo esas longitudes de onda, intentar recuperar el color original de los restos pictóricos", explica David Hernández.

Antes de iniciar las primeras pruebas, los impulsores del proyecto se encerraron en el laboratorio para crear "un catálogo de los diferentes pigmentos utilizados para pintar", es decir, una paleta de colores rupestres basados en la reacción de cada pigmento a luces con diferentes longitudes de onda. Esto permitiría obtener "mucha más información de la que se consigue a simple vista", explica Hernández.

La firma Arbotante eligió varios abrigos en el yacimiento de El Castillón de Santa Eulalia de Tábara, donde trabaja el grupo Zamora Protohistórica, para hacer las primeras pruebas. "Nosotros fuimos los primeros sorprendidos", confiesa David Hernández. Los promotores del proyecto esperaban "recuperar el 5 o el 10% de las pinturas perdidas". Pero "allí comenzaron a surgir nuevas pinturas, el 100% en algunos casos", explica Hernández, quien enfatiza una de las virtudes del trabajo: "Nos da la información de lo que hay ahora y de lo que existía con anterioridad".

La exigua paleta de colores que utilizaban nuestros antepasados prehistóricos ha favorecido la finalidad del proyecto. "Utilizaban tres o cuatro pigmentos y sabemos con qué tipo de óxido los fabricaban", revelan. Así, la luz invisible -infrarroja y ultravioleta- permiten que aflore el rojo, el blanco o el negro como pintura fresca, tras el procesado de los datos frente al ordenador. "Es como si las pinturas se crearan ahora mismo", ejemplifican desde Arbotante.

En la segunda quincena de agosto, regresarán a El Castillón para realizar nuevas pruebas y se fijan como meta un congreso que se celebra en Extremadura el próximo año para exponer un dossier con los primeros resultados ya contrastados.

Aunque sorprendentes, lo que más llama la atención de los resultados es el abanico de posibilidades que ofrece esta tecnología. ¿Han pensado aplicar la "luz invisible" a las cuevas prehistóricas más importantes? Los miembros de Arbotante van más allá: "Si recomponemos la paleta de colores de las pinturas románicas, podremos recrear programas pictóricos ya perdidos", apunta David Hernández.

El ejemplo más ilustrativo de esta hipotética aplicación está en la ermita de San Baudelio de Berlanga. A principios del siglo pasado, sus bellísimas pinturas fueron arrancadas de los muros tras venderse a un marchante americano. Aquellas escenas acabaron repartidas por diferentes museos de Estados Unidos y solo una pequeña parte regresaron al Prado. "Las pinturas fueron arrancadas, pero quedó una huella en las paredes", explica David Hernández. "Si conocemos los colores, podremos reconstruir aquellas escenas con la ayuda de la luz invisible", revela el promotor del novedoso proyecto.