El amor se cruzó en su camino y desde entonces Estados Unidos se ha convertido en su hogar. La zamorana Petra Rodríguez Conde, esposa de un militar estadounidense, se adaptó en seguida a esa vida de trasiego que le ha llevado a formar hogar en California, Arkansas, Tejas o Madrid. Allí pasó gran parte de su infancia, pero sin perder las raíces con su Zamora natal. "El vivir en la capital no obvió el poder estar los veranos en mi tierra, Mi abuela, mis tíos y mis primos seguían viviendo en la provincia y aún hoy en día visitamos a la familia una vez al año, en las reuniones de los primos Conde Movilla", apunta esta profesora, que decidió hace tiempo ubicarse definitivamente en Arizona cuando sus hijas se fueron a estudiar a la universidad de este estado. "Después de la jubilación, nos parecía el mejor sitio para vivir cerca de ellas", razona.

Han pasado ya décadas, pero recuerda la primera impresión que le dejaron los estadounidenses tras su primer destino en el país. "Cuando llegamos a nuestra primera vivienda, con la mudanza a cuestas, esa misma tarde, entre cajas sin desembalar y un lío tremendo, apareció una señora que se presentó como la vecina de en frente y nos traía unos platos con comida porque sabía que era un día en el que no íbamos a tener tiempo para cocinar. No fue la única, tras ella vinieron dos más con la misma intención. Recién llegada de España, eso me pareció de una hospitalidad, consideración y buenas costumbres desconocidas para mí", relata.

Reconoce que son muchos los americanos que no saben ubicar España en el mapa. "Una gran mayoría pregunta si está al sur de México o si es un país de América Latina. La sorpresa se la llevan cuando dices que está en Europa", explica, para añadir también que hay una gran proporción de ellos "que son muy amantes de la cultura y gastronomía de nuestro país". En este sentido, ella aporta su granito de arena como fundadora y presidenta de la Casa de España en Arizona. "Promuevo todo lo español, desde la sopa de ajo castellana, el gazpacho andaluz, la jota aragonesa o el chotis madrileño", enumera. La finalidad de esta asociación es promocionar la cultura y tradiciones de su tierra, además de ayudar a los propios españoles a integrarse en la vida americana. Un paso que a ella, según reconoce, le resultó bastante sencillo. "Lo único que recuerdo complicado fue estar lejos de la familia. Ya conocía el idioma y creo que eso es lo fundamental para acostumbrarse a un país, el poder comunicarse".

Recientemente ha promovido la fundación de la Federación de Asociaciones Españolas de Estados Unidos, cuyo objetivo fortalecer los lazos entre ambos países y ser un instrumento al servicio de las instituciones que así lo soliciten. Junto a la de Arizona, están las casas de España de Austin, Minnesota, San Antonio y Houston.

Aunque está jubilada, tras una larga carrera dedicada a la enseñanza, mantiene ocupadas las 24 horas del día. Además de las presidencias de estos dos organismos, también saca tiempo para labores sociales y algunas de sus aficiones, como la pintura, a la que lleva dedicándose años, o la bisutería, una afición que acaba de descubrir.

Admite que quizá los españoles tengan "idealizados" a los norteamericanos "por las películas" pero también apunta que hay mucho que aprender de ellos. "En el terreno comunitario, destacaría su civismo, su orgullo por el trabajo, su patriotismo, su amor a la naturaleza y el respeto a la intimidad y opinión de los demás. En el terreno comercial deberíamos aprender de su honradez, organización y trato al consumidor", considera.

Aunque sus primeros contactos con Estados Unidos se remontan ya a 1965, asegura que sigue echando de menos Zamora, sobre todo "sus sopas de ajo, un buen chorizo de matanza casera, los feos y el buen queso de Villalpando, el vino de Toro, un buen lechal y los mares dorados de grano de mi Tierra de Campos en verano", detalla. La añoranza es menos ahora gracias a las nuevas tecnologías. "Con tanto medio de comunicación a nuestro alcance, aparte de las cortas visitas anuales, me mantengo en contacto con la familia a través de Internet, y también lo utilizo para estar informada sobre todo lo que pasa allí", indica. Aun así, el futuro podría traerle de vuelta a su tierra. "De momento nuestra vida está a caballo entre España y Arizona, pero todo dependerá del estado de salud, la economía y mi trabajo a este lado", razona.