Confiesa que su verdadera vocación es ser escritora. Este sueño lo está cumpliendo con su novela «Lo que escondían sus ojos», a punto de sumar una quinta edición. «Me está cambiando la vida», subraya. La pasión por comunicar de la periodista Nieves Herrera la enfrentó a una familia «de ciencias». Con médicos, peritos y físicos a su alrededor, su destino estaba marcado. Aunque comenzó la carrera de Periodismo, sus padres le obligaron a asistir como oyente a la facultad de Biológicas, pero ella ya recorría las redacciones de los periódicos con 17 años para buscar su primera oportunidad laboral. Jesús Hermida o Tico Medina se encuentran entre los que guiaron sus primeros pasos en los medios.

-¿Qué queda de la «chica Hermida» que se dio a conocer en la televisión de los años ochenta?

-Queda todo, porque sigo con las mismas ilusiones. No estoy de vuelta de nada, sino totalmente de ida. Para mí fue una suerte conocer a Jesús Hermida mientras le hacía una entrevista y que luego pensara en mí. Él me habló de la televisión cuando yo ni quería oír hablar de ese medio, porque lo mío era la radio y la prensa. Lo que iban a ser seis meses se convirtieron en muchos años. A Jesús le he dicho que no un montón de veces y siempre me ha terminado convenciendo. Pero nunca he abandonado del todo ningún medio, porque sigo colaborando con Radio Nacional de España y escribiendo en prensa. Soy una Aries muy Aries, que me gusta ser una catacaldos y estar en todos los sitios, ahora también en Internet.

-Junto a Hermida triunfó con los magacines de la mañana y la tarde, un formato que todavía domina en la televisión. ¿Es un género que resiste al tiempo?

-Sin duda. Fue un tipo de programa que creó Hermida para las mañanas de la televisión y que luego se traspasó a la tarde y ahí sigue. Cada presentador le puede dar su personalidad, pero lo que él hizo fue tan vanguardista que en esencia permanece de la misma manera. Quizá Pablo Motos es el único que ha innovado un poco, porque más que hablar con los invitados, juega con ellos. Los demás hemos hecho variaciones, pero en el origen siempre está Jesús Hermida.

-De esa época es recordado su programa sobre el crimen de Alcàsser, el día en el que se confirmó el hallazgo de las tres niñas. Fue muy criticada por ello y ahora esta manera de tratar este tipo de informaciones es muy habitual, ¿qué ha cambiado?

-La sociedad está demasiado acostumbrada al suceso y a la telerrealidad. Pero lo cierto es que yo nunca he hecho sucesos, aunque sí me han ofrecido formatos de este género, quizá identificándome con ese programa, que considero nefasto. Y lo he analizado mucho.

-Miguel Ricart, el único condenado por ese triple asesinato, acaba de salir de prisión gracias a la derogación de la doctrina Parot, ¿le haría una entrevista si tuviera oportunidad?

-No (rotunda), ni al él ni a ningún etarra, lo tengo muy claro.

-¿Cómo valora el tratamiento informativo que se está haciendo actualmente al caso de la muerte de la niña Asunta Basterra?

-Creo que hay una indefensión por parte de los imputados y de los detenidos, que se sepa todo lo que dicen me sorprende, sinceramente. Si lo hubiera hecho yo, seguro que me habrían crucificado. También hay gente que está tratando este tema muy bien. Hay que tener en cuenta que todas las cosas que han significado un mazazo para la sociedad son muy difíciles de tratar en televisión. Siempre habrá críticas porque es muy complicado acertar con la medida.

-¿Es negativo que los espectadores se hayan acostumbrado a recibir ese tipo de información?

-La televisión está constantemente variando, no es un elemento fijo, sino siempre vivo. Soy incapaz de criticarla porque creo que es el medio más complicado para un profesional. Por eso entiendo que a los artistas consagrados les cueste ponerse delante de una cámara, porque cada vez tienen más responsabilidad, literalmente se la juegan, ya sea con una palabra mal dicha, yendo mal vestidos o haciendo una broma que no sea bien entendida. La gente se ha acostumbrado, sí, pero me siento incapaz de criticar por su complejidad y porque también creo que hay muchos compañeros que lo están haciendo francamente bien.

-¿Está la televisión en la mira de todas las críticas?

-Definitivamente sí. Nadie critica qué es lo que se hace en prensa o en radio de la misma manera que se hace con la televisión, que es el medio más poderoso. Ahí es donde a los profesionales se les tiene que coger más las bridas, frenarlos en cierta medida, sobre todo cuando se está haciendo un programa diario. A mí, por mi experiencia, también me pasa. Pero eso se aprende metiendo la pata y equivocándote.

-¿Esta manera de informar no ataca en cierto sentido el derecho a la intimidad?

-Yo tengo la carrera de Derecho y cuando estudias las sentencias de distintos tribunales te das cuenta de que prima más el derecho a la libertad de expresión que a la intimidad, aunque muchas veces entren en colisión. Ahora se están ganando más casos en el sentido contrario. El mundo del Derecho siempre me ha fascinado y me he licenciado recientemente.

-¿De dónde saca tiempo?

-De arañarle horas al sueño, duermo apenas entre cuatro y cinco horas. Me acostumbré a ello precisamente estudiando esta carrera y también para escribir mi última novela. También tengo que quitarle horas a mi familia, por eso siempre digo que esta profesión es de gente enamorada de lo que hace. El periodista tiene que ser como un médico, siempre de guardia.

-Una de sus facetas más reconocidas es la de entrevistadora, ¿qué destacaría de esta vertiente?

-Me gusta sobre todo humanizar a los personajes. Puede que se conozca mucho la faceta profesional del entrevistado, pero yo quiero saber cómo piensa, cómo siente, qué vive, qué le gusta o qué le quita el sueño. De todo eso se sabe poco y es lo que más me interesa de ellos.

-De todos sus entrevistados, ¿con quién se quedaría?

-Ha habido entrevistas que me han gustado muchísimo, pero por poner un ejemplo quizá a Irene Villa es a la persona que siempre me gusta entrevistar. La considero muy unida a mi vida personal desde que la conocí de niña y la entrevisté junto a su madre recién sufrido el atentado. De hecho, ellas llevan ese vídeo de mi entrevista por toda España cuando cuentan su vida en conferencias. Siempre he estado muy unida a ella. El último encuentro que hemos tenido ha sido cuando ha presentado su segundo libro.

-Además de amistad, ahora comparten faceta como escritoras.

-De hecho, fui yo la que la llevé a la editorial para que hiciera libros. Le animé a que contara historias y le metí el veneno de la escritura.

-¿Y a qué personaje desearía hacerle una entrevista pero todavía no lo ha conseguido?

-A la reina doña Sofía. Siempre me ha encantado su figura y el tiempo nos va a descubrir la talla humana que tiene. A mí me interesa mucho como persona, no solo como profesional, como ya destacó en su día el rey. Es una gran humanista y una persona muy curiosa, es muy interesante estar con ella. De tanto pedirle entrevistas una vez me dejaron tomarme un café con ella. Además, cuando le he querido hacer mil programas con la excusa de algún motivo, como un cumpleaños muy redondo, por ejemplo, yo trabajaba en televisiones privadas y no en medios públicos. No han coincidido fechas o no ha sido el momento.

-¿Cómo ve la actual situación por la que atraviesa la monarquía española?

-Es un momento delicadísimo porque afecta a un miembro de la familia real, a una infanta. Es duro y difícil para la monarquía pero los partidos políticos, por lo menos los mayoritarios, son grandes defensores de la institución. Lo bueno es que estamos en un país que es un Estado de derecho, así que todo tiene que seguir su curso. No pasa nada, significa que es sano. En una república bananera no se llevaría al hijo del presidente ante un tribunal. Me siento muy orgullosa de estar en una democracia y viviendo este momento en donde hoy casi todo se sabe, aunque resulte hasta difícil tener una exclusiva.

-Sorprende que una profesional de su talla y su bagaje haya optado por las pequeñas televisiones. En la actualidad tiene un programa los domingos en 13 TV, ¿le dan quizá mayor libertad?

-Tras estar en la radio, al volver a la televisión empecé en Telemadrid, porque me interesaba mucho seguir en un medio público, donde no te angustias con la dinámica de la audiencia. Por eso a veces no se puede criticar a los profesionales, porque todos tienen allí un tornillo que les está apretando y yo no quiero eso. En 13 TV me hablaron de un programa en el que tenía que preocuparme más del contenido que de la audiencia. Se trabaja bastante cómodo, dentro de que siempre tienes que estar en marcha.

-En su programa tiene una sección de corazón, ¿cómo valora el tratamiento de este tipo de información en la actualidad?

-La palabra «corazón» me rechina, yo siempre he hecho información de crónica social. Eso es lo que me enseñó Tico Medina, otro gran maestro que he tenido. Me decía que había que diferenciar entre la crónica social y del «corazoneo». Por ejemplo, he entrevistado recientemente a Jesulín de Ubrique y sé que me han estado criticando en algún programa porque no le había preguntado sobre algún tema personal. Pero es que yo le hice la entrevista por su cumpleaños y a él como persona y como torero. Sé distinguir entre ambas cosas y la crónica social es lo que siempre me ha gustado.