Profesora de Antropología en la Universidad de Míchigan, Ruth Behar vivió en un pueblo de León en los años ochenta para estudiar la vida en el mundo rural español, objeto de su tesis. De origen sefardí, Behar agradece el interés de los españoles por el pasado hebreo del país.

-¿Por qué vino desde Estados Unidos a un pequeño pueblo de León para realizar su tesis?

-Fue mi profesor, americano de origen español, quien me dio la opción de estudiar un pequeño pueblo de León con una beca. Aquello ocurrió en 1981 y fue tan bien acogida que me quedé allí a vivir un año. Escribí mi tesis y el libro «La presencia del pasado en un pueblo español: Santa María del Condado», que al fin se ha traducido al español y lo presentamos este lunes en el Museo Etnográfico de León.

-Usted es sefardí...

-Soy sefardí por parte de padre, siempre me sentí así y en mi casa se habló constantemente del vínculo con España. La familia paterna procede de Turquía, pero siempre con un origen español previo. Esto hizo que me interesara por la cultura de aquí, estudié literatura española y progresé hacia la antropología porque quería conocer la realidad, los pueblos.

-¿Qué le llamó la atención del mundo rural?

-Los pueblos son algo muy típico español. Se aprecian unos vínculos muy fuertes de los vecinos hacia su tierra, algo que siempre me fascinó porque yo nunca tuve raíces, soy fruto de varias diásporas en Turquía y Cuba.

-¿A qué conclusiones le llevó su estudio en León?

-Hizo que comenzara a buscar mis raíces en Cuba y cómo este país se convirtió en refugio para los judíos que dejaban Europa entre las dos guerras mundiales. Mi familia escapó del Holocausto porque emigraron diez años antes.

-¿Qué entiende por «reencuentro», término del que ha venido a hablar a Zamora?

-Es un reencuentro con la historia, con la memoria... Aunque no todos los sefardíes tienen un interés por el pasado. Como antropóloga me interesa más saber de dónde venimos y hacia donde vamos. Mi reencuentro con Cuba es real, he regresado y tengo muchas amistades.

-¿Cómo fue su vida en León?

-Corría la década de los ochenta. Fui tan bien acogida que me daba miedo decir que era judía. No se lo contaba a nadie, pasé por católica e iba a la iglesia y seguía el ritual.

-¿Qué opina del acercamiento hacia los sefardíes de países como Portugal?

-Me parece positivo que los españoles o los portugueses quieran saber más de su pasado, el odio ha desaparecido. Hoy ya no ya expulsiones, aunque en cierto modo la emigración es un proceso similar. Salir de tu país por motivos económicos, en cierta manera, es una expulsión. Puede que haya gente que le moleste esta reflexión y es cierto que en este caso no existe un odio como el que se produjo hacia los judíos. Aún así, no deberíamos perder esta perspectiva.