El escultor Javier Rodanés vuelve a exponer en Zamora en la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida, tras mostrar su hacer en numerosos lugares.

-De nuevo presenta creaciones suyas en la ciudad. En concreto se trata de casi 40 esculturas de temática muy diversa y distintos tamaños, incluso dos piezas de ajedrez en hierro.

-Es una muestra muy heterogénea con temáticas bastante diferenciadas, aunque tienen en común con las anteriores exposiciones en Zamora la presencia de guerreros y de yelmos. Quizá se debe por mi interés por la mitología y la fuerte carga escultórica que tiene el mundo griego. Además, son temas que a veces incluso me solicitan. En esta muestra también hay ejemplos de toreros, de bailarinas o de modelos y hasta existe una serie centrada en la monarquía. La abordo un poco por casualidad porque tenía una pieza un poco extraña realizada con unas botellas y contaba con otra obra de un hada que tiene su retranca.

-En algunas de sus obras hay cierta ironía.

-Sí. Hay una obra de Eva que es una mujer ensartada, lo que no es muy frecuente. Otorgo a un tema convencional una visión con cierto punto de ironía o malicia. A través del modelado, para el que no utilizo nunca el barro sino cartones, extraigo un algo más a temas tópicos, lo que a veces está infravalorado por parte del arte conceptual. Creo que busco provocar un poco al espectador. Me gusta el juego de provocar con unos materiales tan duros.

-En algunas de sus obras exagera las proporciones, fundamentalmente en la serie de los hoplitas.

-No busco una representación anatómica fiel. Pretendo resaltar la fuerza del guerrero, pues es todo mucho más alegórico. Algunas de mis obras también están influenciadas por el tipo de escultura en madera que se hace en el norte, como Alemania o Suecia. No obstante me gusta que el arte tenga un valor añadido.

-Los soportes de sus obras forman parte de la escultura en sí misma.

-Considero que son una parte importante de ella. La peana no cumple la función de sostén, intento que sea un elemento más de la escultura muy cuidado y medido. Quiero que el propio soporte tenga un valor escultórico. Cuando la pieza está ya ideada, analizo cómo puedo diseñar la base, que realizo en bronce y hierro. En varias de las obras que presento incluso los soporte son unas planchas de bronce giradas, como cuando se hace en rejería.

-¿Cómo un docente vinculado al mundo de la creación vive la falta de valor que se está dando en la educación a las artes?

-No me parece nada bien que le otorguen tan poco espacio y se cercene este tipo de materias. Ante esa ausencia en la educación, como profesor de más de 30 años de experiencia, creo que muchos alumnos van a buscar lo que les interesa por otros cauces. En este país parece que la enseñanza no es una cuestión de estado para los partidos políticos mayoritarios. Sería necesaria una unión entre las formaciones en este ámbito.

-¿Ha trabajado alguna manifestación artística además de la escultura?

-No, quizá porque me inicié trabajando con las manos. Cuando quiero hacer algo lo dibujo mínimamente y luego ya comienzo a darle el volumen. Además, mis conocimientos de química me han venido muy bien para las pátinas. Todas las piezas de la muestra están patinadas porque es un recurso más que potencia algunas piezas, e incluso en algún caso están pintadas.

-Recientemente se ha localizado una posible falsificación de Lobo. ¿Qué opina?

-En las fundiciones el personal controla el molde y hay algunos que no tienen propiedad. A veces de autores fallecidos aparece un molde sin conocimiento de los descendientes. De la pequeña bailarina de Degas tengo localizadas muchas copias que se hicieron al fallecimiento del autor. He tenido el interés personal de intentar saber cuántas se hicieron y a día de hoy no he conseguido saber cuántas existen y eso que se trata de una pieza que sale a la venta por cantidades importantes. El control de los moldes es muy difícil, y no lo digo por el caso de Baltasar Lobo. De este escultor zamorano siempre me ha llamado la atención que la galería Leandro Navarro en «Arco» ha batido récord de precios con alguna de sus esculturas. Lobo es un artista que interesa.

Castejón, Navarra, 1955.

Desde niño le gustaba el mundo de los volúmenes. A lo largo de su vida se ha ido asociando con personas a las que les gusta el ámbito artístico, principalmente tallistas. Estudió Física y Químicas y es catedrático en un instituto de ambas disciplinas. Cuando llegó a Madrid, hace casi 30 años, una serie de amigos le animaron a recibir una formación. Acudió a clases a la escuela de La Palma, un centro que se dedicaba solo al volumen. En esta etapa conoció al escultor asturiano César Montaña. «Con este hombre aprendí mucho y comencé a dedicarme de una manera más profesional al arte», señala. Tiene relación familiar con Zamora y en numerosas ocasiones ha expuesto en la ciudad.