De la sorpresa del hallazgo del cadáver, con bolsa en la cabeza incluida, los cuerpos de seguridad pasaron a desarrollar y perfilar las primeras hipótesis, que parecen relacionarse con un ajuste de cuentas por asuntos de drogas.

El hecho de que la víctima residiera en la zona de Las Llamas de la capital, un conocido foco de conflicto por esta causa, y que la Policía realizará un registro en su domicilio hace tan solo unos días, podría llevar a relacionar el crimen cometido con la venta, el consumo o el tráfico de estupefacientes, que finalmente acabaron con la vida del hombre.

La forma de reducir y deshacerse del cadáver recuerda a los crímenes de las películas de ficción, pero en esta ocasión la realidad puede acercarse a un relato en el que la víctima pudo ser llevada maniatada y viva hasta las inmediaciones del embalse de Ricobayo, y allí mismo pudieron acabar con su vida, en la orilla misma del pantano, para terminar arrojando el cuerpo, con la cara tapada, a las aguas del conocido embalse.