La fotografía le apasiona y ese sentimiento lo refleja en sus instantáneas. Tres de ellas, entre una selección de 263, han merecido sendos reconocimientos de Fearless Photographers, (Fotógrafos sin miedo), un colectivo que agrupa a cientos de profesionales de todo el mundo que apuestan por realizar fotografías de boda artísticas.

Rocío Vega, que nació en Colombia, llegó en el año 1999 a España y desde hace siete años reside en la ciudad de Zamora, lleva a cabo reportajes de enlaces desde hace muchos años, pero «separándome de lo que convencionalmente se conoce como fotografía de boda». «Mi trabajo difiere mucho de lo que estamos acostumbrados a ver y lo consigo porque formo parte del enlace. Mi contacto con los novios es muy cercano, puesto que la idea es realizar un documento de un día muy especial», certifica.

Desde hace un año forma parte de este colectivo de fotógrafos por «el alto nivel de los miembros». En una convocatoria de los premios se animó a enviar diez fotografías tomadas en una boda gay que realizó en Colombia, ya que «son unos galardones que tienen un renombre internacional por el jurado que integran grandes profesionales».

Las fotos eran de un enlace peculiar. «Una boda de destino que son distintas porque duran varios días. Los chicos vivían en Nueva York al igual que los invitados y se encontraron durante cuatro días en Colombia», detalla la profesional.

Las imágenes que el jurado ha valorado «van más allá del acto y de los anillos, intentan reflejar los sentimientos, las miradas o las reacciones», describe la fotógrafa que sigue, junto con una compañera, Noèt, todos los momentos del acto desde los preparativos hasta el baile.

Una de las instantáneas galardonadas corresponde a la pareja paseando por las calles de Cartagena de Indias. «La envié por el contraste de colores. Ellos iban de negro y esa ciudad está llena de distintos tonos como el fondo que es amarillo». Una segunda instantánea premiada corresponde a una foto de familia poco corriente. «Capté solo las manos porque con ellas contaban mucho más que la típica foto de grupo».

La tercera distinguida por el jurado capta al matrimonio paseando por una calle. «Pasó una carroza con turistas que se quedaron mirando y en ella plasmo la reacción de la gente porque le ha chocado la escena». «Habla de la realidad porque hay gente que no acepta la parejas homosexuales o bien que se queda mirando simplemente por curiosidad», describe.

Rocío Vega conoció la noticia de que había sido premiada a través de su móvil mientras que espera que le sirvieran una comida. «Es bastante gratificante que reconozcan tu trabajo y te da la oportunidad de compartir espacio con otros fotógrafos a los que admiras». Por su dilatada trayectoria profesional Vega atestigua que «en España los fotógrafos de bodas estamos empezando a estar reconocidos» y prosigue: «Muchos novios no le otorgan la importancia que deberían al reportaje de ese día porque las fotografías son lo que van a perdurar. Son imágenes para toda la vida».