M. J. F.

Son padres de familia, les sobra experiencia laboral y llevan dos años en el paro. Este es el denominador común de Ramón Fernández Jiménez y de Jesús Morais, dos vecinos de la capital que como los 15.388 parados existentes en la provincia luchan cada día para llegar a fin de mes.

Jesús Morais ha trabajado prácticamente de todo. Cocinero, carretillero, encargado de almacén o peón de la construcción fueron algunos de sus últimos empleos antes de quedarse sin trabajo hace dos años. A sus 51 años tiene pocas expectativas de encontrar un trabajo «porque las empresas buscan gente más joven por mucha experiencia que tengas». Ha agotado su prestación por desempleo y su únicos ingresos se limitan a una ayuda inferior a 500 euros que recibe de parte de la Junta de Castilla y León. Con esta cuantía saca adelante a los cuatro hijos que tiene a su cargo. Por eso se ve obligado a estirar cada euro y reconoce que «sin la ayuda de mis padres y la que también recibo de la Iglesia no llegaría a fin de mes».

Precisamente por sus cargas familiares, este zamorano descarta la posibilidad de cambiar de ciudad para buscar trabajo aunque cree que «en ciudades más grandes siempre hay más ofertas». A pesar de su delicada situación este padre de familia no pierde el ánimo y confía en encontrar un empleo dentro de poco tiempo.

Ramón Fernández Jiménez también dispone de un amplio currículum que tampoco le ha ayudado a encontrar un empleo. Sus últimos trabajos desempeñados fueron como peón señalista de carretera y como ayudante de topógrafo aunque también ha trabajado en el mercadillo. Como Jesús, este padre de familia tan sólo cuenta con una ayuda que no llega a 500 euros de la que depende toda su familia. Casado y padre de dos hijos, se arreglan «con la ayuda que nos da la parroquia de San José Obrero y con los trabajos de limpieza que a veces encuentra mi mujer». Unas limitaciones que afectan al estado de ánimo de este zamorano y de su familia. Ramón tiene que hacer de tripas corazón, porque «es muy duro seguir echando el curriculum cuando ves que no sale nada». Por ello asegura que «hay que echarle mucho valor y salero para no hundirte».

Cambiar de ciudad tampoco entra dentro de sus planes «porque mis padres son mayores y me necesitan y mi familia ya tiene aquí la vida hecha». Sin embargo es una opción a la que no le importaría recurrir «porque Zamora es una ciudad muy pequeña y si no tienes contactos no consigues nada». Los dos zamoranos coinciden en señalar que su búsqueda de una oportunidad laboral les hace seguir adelante cada día.

«Hay que echarle mucho valor y ser positivo para no hundirte y seguir buscando un empleo cuando ves que nadie te ofrece nada y que las cosas están tan mal»

<Ramón Fernández Jiménez >

Dos años en paro

«A las empresas les sobra gente y prefieren contratar a personas más jóvenes por lo que los que tenemos más de 50 años lo tenemos muy complicado»

<Jesús Morais >

Dos años en paro