José María de Reyna Frías de la Torre fue uno de los militares y políticos más importantes que ha tenido Zamora sin embargo es poco lo que se conoce de este noble que ostentaba el título de conde de Oricaín. «Es increíble que una figura que tuvo tanta relevancia no sólo en la provincia sino a nivel nacional haya tenido tan escasa repercusión en Zamora y no cuente ni siquiera con una calle que lleve su nombre en la capital», dice Francisco García Martín, abogado y experto en Derecho Nobiliario, Genealogía y Heráldica, quien desde hace varios años se ha dedicado a estudiar al personaje.

Por ese motivo pero también porque Francisco García es un profundo conocedor de la historia y la riqueza documental de Zamora es que la casa condal de Oricaín le ha concedido el premio «I Conde de Oricaín». «Nadie se ha ocupado de una manera tan profunda de la historia, la trayectoria militar y política y la genealogía del I conde de Oricaín como lo ha hecho Paco y de ahí la decisión de otorgarle esta distinción», explica Gustavo Cuesta de Reyna hijo de la actual condesa de Oricaín, María Dolores de Reyna Lorenzo.

José María de Reyna Frías de la Torre nació en Fuentelapeña el año 1822 y desde muy joven mostró un marcado interés por la vida militar. Tanto así que a los 12 años ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Castilla y tomó parte en la Primera Guerra Civil así como en la Expedición a los Estados Pontificios. «En el año 1854 su Batallón de Cazadores que mandaba en Cataluña se rebeló y él tuvo que enfrentárseles valerosamente para aplacar la sublevación. En la represión murieron dos de sus hermanos y fue tal la influencia que éste acontecimiento ejerció sobre su ánimo que decidió permanecer sin mando alguno en situación de reemplazo», cuenta Francisco García.

El letrado señala que si en algo destacó José María de Reyna Frías de la Torre fue por «su humanidad» y cuenta una de las anécdotas que lo demuestra: «Cuando se produjo la sublevación de la Milicia Nacional en Madrid creyó que su obligación era oponerse a los sublevados y acudió presuroso a ponerse bajo las órdenes del duque de la Victoria. Éste le agradeció su gesto confiándole el mando de una importante columna con la que consiguió neutralizar aquel movimiento subversivo. Es entonces cuando demuestra su espíritu generoso haciendo cuanto estuvo en su mano para conseguir que no se castigara a los implicados en la rebelión. Incluso cuando la reina Isabel II quiso recompensarlo por el coraje con que había conducido su columna, el zamorano dijo que por todo premio deseaba la libertad inmediata de los prisioneros».

José María de Reyna Frías de la Torre se distinguió también por su inquebrantable lealtad a la corona. Por ello cuando Amadeo de Saboya fue proclamado como rey de España se negó a reconocerlo y fue dado de baja en el Ejército. «Su fidelidad fue recompensada en la restauración por el propio Alfonso XII quien no sólo lo reincorporó al Ejército como teniente general sino que además le concedió el título de conde de Oricaín aunque hay que destacar que el ilustre zamorano provenía de una familia de sangre noble cuyos orígenes se remontan a la Edad Media», sostiene García.

A lo largo de su vida el conde de Oricaín desempeñó importantes cargos entre los que destacan el de comandante general de Huesca, capitán general de las Islas Baleares, jefe de la casa Real, gobernador militar de Madrid y Melilla, inspector general de Carabineros, mariscal de campo y consejero de Estado. Además fue diputado a Cortes en seis legislaturas por la provincia de Zamora y vicepresidente del Congreso.

«Fue un político batallador que se distinguió por la defensa de causas sociales y asuntos a relativos a la provincia de Zamora, como así lo acreditan los diarios de sesiones de las cortes», comenta Francisco García.

Fueron numerosas las condecoraciones que recibió tanto en España cono en el extranjero entre ellas dos Cruces de San Fernando de Primera Clase, Grandes Cruces de San Hermenegildo, Isabel la católica, San Gregorio el Magno, Francisco I de Nápoles, Cruz de Gracias de san Juan de Jerusalén y Comendador de la Orden de san Silvestre de los Estados Pontificios.

Refiriéndose al momento histórico que le tocó vivir a José María de Reyna Frías de la Torre explica que «fue un personaje que tuvo mucha influencia, que defendió los intereses de Zamora en Madrid como miembro de las Cortes en un naciente estado centralista, porque era la época en la que nacía el liberalismo. Vivió en una época en la que se abolieron los mayorazgos, la inquisición, que se permitió que se cercarán las fincas y se abolió el régimen señorial. También fue cuando se manifestó el desarrollo industrial, el ferrocarril llegó a España y se produjo el primer éxodo rural. Fue, sin duda, una época de cambios en la que ocurrieron muchas cosas en España y este personaje estuvo ahí manifestando siempre su lealtad, su adhesión inquebrantable a la corona y luchando por su pueblo».

También es importante destacar que tanto sus correligionarios políticos como sus opositores le demostraron afecto destacando sus cualidades humanas, políticas y militares.

Fue amigo de Claudio Moyano y Emilio Castelar destacó en un artículo su humanidad y personalidad.

El Conde Oricaín falleció en Madrid el 25 de marzo de 1887 pero su vocación militar y política fue continuada por su hijo Gustavo de Reyna Latorre, II Conde de Oricaín. «A día de hoy es la condesa de Oricaín la mejor representante del legado de este insigne zamorano quien es para mí una figura relevante que debe ser reconocida», puntualiza Francisco García.