El zamorano Juan Manuel Báez Mezquita regresa a su tierra para exponer, en la galería «Espacio 36» una colección que combina el paisaje urbano con el natural.

-¿Qué se puede encontrar el espectador en esta exposición con la que regresa a Zamora?

-Son una serie de 24 acuarelas y un óleo con los temas que trabajo siempre, que son los paisajes. Los árboles me interesan mucho: analizarlos, entenderlos, comprenderlos y pintarlos. Después hay temas de arquitectura con lugares de Zamora y de Roma o paisajes de La Toscana.

-Por primera vez se ve en uno de sus cuadros, el óleo, una figura humana.

-He iniciado una serie sobre mujeres. «Eva. Otoño en el paraíso», sería el primero. Para este colección ya tengo bocetos para Penélope, para Medea o para Safo, todo mujeres en la historia, pero siempre en relación al paisaje. Cuando pinto a la mujer, lo que me interesa es una figura dentro de un paisaje. Eso es lo que tengo en mente primero, y después encuentro qué figura es la que puede encajar.

-¿De dónde viene su fijación por retratar árboles?

-No lo tengo muy claro, quizá por ser arquitecto, que siempre andamos por las ramas (sonríe). Ya llevo mucho tiempo con ese tema y me sigue interesando mucho porque, al final, lo que yo trato es de comprenderlos y analizarlos. Con este tema, además, tengo un campo infinito, porque se pueden pintar los árboles en las distintas estaciones del año, distintas especies, los troncos, las hojas, las ramas... me apasiona este tema.

-¿Cómo se combina esa doble faceta de arquitecto y pintor?

Estoy defendiendo mucho, y lo digo siempre que puedo, que yo no soy pintor, sino arquitecto. Veo la realidad como un arquitecto y eso creo que es importante. Por ejemplo, cuando yo veo el árbol no sólo es el árbol sino los espacios, la estructura, su compresión. Por eso reivindico la visión arquitectónica sobre la realidad y la naturaleza. Yo soy, ante todo, arquitecto, pinte una arquitectura o pinte una hoja de un árbol. Eso es lo que quiero reivindicar.

-Así que su formación de arquitecto marca totalmente su obra.

-Por completo. Intento ver la realidad, comprenderla y, a partir de la compresión y el análisis, intentar trasmitirla. Lo que me resulta imposible a estas alturas de mi vida es dibujar a partir de una mancha, generar de ahí algo nuevo. Necesito tener algo que exista y que tenga que transmitir. Quiero transmitir de la misma manera cuando dibujo arquitectura que cuando pinto naturaleza.

-¿Su estilo podría acercarse al hiperrealismo?

-Supongo que sí pero yo no pienso en los detalles que meto en mi obra, sino más bien en los que se me quedan fuera. Cuando termino una pintura, me doy cuenta de las que cosas que se me han quedado en el camino.

-¿Dónde está más cómodo, con el paisaje urbano o con el natural?

-Me encuentro cómodo en todo. En el urbano, porque llevo toda la vida dibujando arquitectura y a estas alturas no me genera problema. Pero al final ambos son el mismo planteamiento, vas inventando modos de representar y de ver. Eso se puede aplicar a la arquitectura y a la naturaleza sin problema.

-¿Zamora es una inspiración para usted?

-Soy zamorano y mis cuadros sobre ella son un homenaje a mi ciudad. Pero yo la estoy dibujando desde siempre. Es más, estoy inmerso en darle forma a un libro de dibujos sobre Zamora, para contar cómo la veo yo a través de mis dibujos.

-¿Cuáles son los rincones de la ciudad que más le aportan?

Cuando empecé a dibujar Zamora fue siempre el casco histórico, desde la Plaza Mayor hacia la Catedral, callejeando. Cuando he querido darle una forma más rigurosa, he buscado contar la ciudad de un modo con el que se vayan entendiendo las diferentes fases de la ciudad. El emplazamiento en el espigón sobre el Duero, la muralla y, por supuesto, la Catedral, son otros de mis temas.

Zamora

Doctor en Arquitectura, es profesor de Análisis de Formas Arquitectónicas en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid. Ha sido profesor invitado en universidades de Venezuela e Italia y es autor de diversos artículos sobre dibujo en revistas especializadas, además de numerosos libros sobre arquitectura popular.