Problemas en las áreas de recreo de la capital
Distancia con el tráfico rodado
Un mal común de los parques infantiles de la ciudad es su excesiva cercanía al tráfico de vehículos. La normativa recomienda una distancia de 30 metros que pocas veces se cumple. La presencia de coches es sinónimo de inseguridad para los más pequeños.
Vallado en todo el perímetro
Ante la cercanía de la calzada el mejor remedio son las vallas, que, en general, están en todas las áreas infantiles. El problema es que no suelen cerrar todo el perímetro o que no están fabricadas en madera, como la que se muestra en la imagen.
Movilidad
Bordillos o elementos como fuentes en el interior del parque reducen la seguridad de los niños. Además, los accesos deben ser aptos para la entrada de personas con movilidad reducida. En este parque de San José Obrero, este extremo no se cumple.
Señalización
La mayor parte de las zonas carece de señalización sobre distintos aspectos prácticos.
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