En un momento en el que la mayoría de los negocios zamoranos muestra su cara más negativa frente a la crisis hay empresas que, indirectamente, se ven beneficiadas por ella. Un ejemplo es la compra-venta de oro, una actividad cuyos beneficios han aumentado en los últimos tiempos.

La empresa zamorana «Col-Mar» tiene a sus espaldas veintiséis años y medio de trabajo en este sector. Sus responsables reconocen que ahora mismo pasan por un buen momento económico. «La situación es buena, aunque dos atrás es cuando mejor estuvimos», explica la titular del establecimiento situado en la calle San Andrés.

La personas que deciden vender sus joyas en el local cambiándolas por dinero tienen todo tipo de edades, a partir de los dieciocho años. La propietaria afirma que «aquí viene gente de todo tipo de clases. Personas de distintas categorías sociales» y, añade, «siempre tienen que ser mayores de dieciocho años, eso es obligatorio. Para demostrarlo deben presentar el Documento Nacional de Identidad sino, no podrán concretar la venta».

La mayor parte de los clientes que usan sus servicios, el 95%, asegura la dueña del local, son de Zamora. El procedimiento es muy sencillo. Se pesa la pieza de oro y se da la cantidad de dinero estipulada en la cotización de la Bolsa. «Se pesa la alhaja, que posteriormente será fundida, y se da el dinero que corresponde, la cotización va por día y hora». Por ejemplo, el viernes 28 de agosto a la 13.00 horas, el valor es, exactamente, de 13,92 euros el gramo. «A partir de las doce de la mañana sale la situación del oro en Bolsa y desde ese momento hasta al día siguiente ese es el precio por gramo. La cotización del viernes tiene duración hasta el lunes». Por lo tanto, el valor del metal es variable todos los días. «Ahora mismo el precio es bastante alto».

El importe de la plata ronda la baja y no se puede estimar una compra, solamente, de un gramo. «El costo de la plata es más bajo y solo se recogen cantidades a partir de 250 gramos, nunca más pequeñas». Conviene recalcar que sólo se admiten joyas propias del cliente, si alguien encontrará algo por la calle automáticamente se tendría que llevar a la Policía Nacional. «Ha habido casos de gente que ha venido diciendo que se ha encontrado una alhaja y nosotros no podemos admitirlas porque no son propiedad del cliente», subraya la responsable de la empresa.

Por otro lado, las cantidades que manejan son desde un peso mínimo de unas décimas hasta grandes cantidades. «La compra puede ser de un peso mínimo como es el de un pendiente suelto, por ejemplo, hasta grandes cantidades».

Además, no se hace distinción por el estado de dichas joyas, ya que las personas que acuden al local pueden llevar en perfecto estado las piezas o con mala presencia. «Se admiten desde joyas que están impecables hasta piezas que se encuentran rotas o el mal estado. Eso es indiferente» dice la propietaria. El oro que maneja esta empresa es todo para fundición, pero si la joya lleva cualquier tipo de piedra no se recoge. «Aquí no se compran las piedras, es decir, las perlas, circonitas, zafiros o rubíes sintéticos que pueda contener la pieza, eso es independiente», puntualiza.

Respecto a la situación que vive a raíz de la crisis reconocen no haberse visto afectados, sino que indirectamente el negocio sigue en auge, ya que la gente recurre a cualquier medio para conseguir dinero. «La verdad, es que la situación que tenemos no está nada mal, es estable e incluso algo mejor, pero este negocio siempre ha ido bien. Damos confianza a los clientes y eso, hoy en día, se valora mucho», explica la dueña.