Aunque hace varios años que llegó a Zamora, Christoph Strieder acaba de terminar sus primeras fiestas como presidente de la Asociación de Vecinos de Olivares en un proyecto que considera complicado, pero a la vez reconfortante.

—¿En qué se ha centrado el programa festivo de este año?

—La idea de las fiestas del barrio de Olivares, al que se le conoce como el Día de los Vecinos de Olivares, es, sobre todo, aumentar y fomentar la comunicación y la participación de los vecinos. Se trata de recuperar la tradición en la que los vecinos aportan algo de su conocimiento ya sea en temas culinarios, lúdicos…y sus conocimientos de las tradiciones del barrio. Todo el mundo aportó algo y se trata de una labor realmente satisfactoria.

—¿Cómo ha sido la acogida por parte de los vecinos?

—Me ha sorprendido que haya aparecido en estos días gente que normalmente no se acerca a las reuniones de vecinos. Hay que recuperar muy poco a poco esas tradiciones en las que todos los vecinos se reunían en una larga mesa a comentar sobre diversos asuntos y eso no siempre resulta fácil ni se consigue de un día para otro.

—¿En qué estado se encuentra el barrio en la actualidad?

—Olivares es un barrio afortunado y topográficamente interesante. Está situado en una zona transitoria entre naturaleza, río y ciudad. Es un barrio que los vecinos de aquí viven y que es importante en el conjunto de la ciudad. Sin embargo, siempre hay alguna deficiencia, por ejemplo con los márgenes del río que habría que limpiar o las caídas de árboles. Además, jurídicamente no está claro quién es el responsable, si la Confederación Geográfica del Duero, el Ayuntamiento… por lo que esto supone un problema que hay que solucionar.

—¿Cómo ha afectado la reforma de las Aceñas al barrio?

—Sin duda se trata de un efecto positivo. Olivares ha sido considerado un barrio bajo en esta ciudad y ahora está muy estimado. Hay que cuidar las Aceñas que es un punto de visita muy importante en Zamora y tratar de mantener su complicada maquinaria. Además, estéticamente se empieza a estimar este barrio y eso lo potencia bastante.

—¿Tienen los vecinos una relación especial con el río?

—Se tiene un trato muy personal e importante con el río. Hay vecinos que poseen barcos y hasta hace poco tiempo aquí vivía «el barquero» que era la persona que mejor conocía el río. La gente lo valora y eso es un punto que posiblemente se podría hablar en el futuro para realizar una serie de proyectos que ayuden a explotar este tesoro.

—¿Sufre el barrio más contaminación de lo normal?

—En mi opinión, en primer lugar, se debería hacer un análisis de agua. Si bien es verdad que la calidad del agua está mejorando, hay que seguir progresando. Naturalmente, de vez en cuando el río trae suciedad y algún olor se deja notar, pero yo considero que eso siempre depende un poco del punto de vista del que está hablando.

—¿Cree que supone un lujo vivir en Olivares?

—Muchas veces la gente te pregunta cómo puedes de vivir al lado del río con todo lo que ello significa -humedad, niebla en invierno… Y es que Olivares no estaba tan considerado como ahora. Olivares ha aprendido, al igual que otras ciudades como Berlín, a vivir con el río y no contra el río. Antes un río era algo incalculable y, en ese sentido considero que Olivares es un barrio con mucho futuro. Además, tenemos un conjunto de edificios que se ha mantenido dentro de un orden establecido porque que no se han hecho grandes intervenciones durante los años 70, 80 en los que muchas veces han desaparecido barrios enteros. Hoy en día se respetan más las construcciones y la unidad del conjunto. En este sentido, el barrio es una combinación de homogeneidad con variación y eso hay que promoverlo y animar a que se promueva la recuperación del barrio.

—¿Qué es lo que le ha aportado la ciudad de Zamora?

—Yo he vivido siempre en ciudades grandes como Berlín o Madrid y lo que he aprendido en esas ciudades es a implicarme como ciudadano. En una ciudad como Zamora es más fácil comunicarse con los responsables de la política y la prensa. Desde ese punto de vista, la oportunidad de colaborar y aportar cosas a la conciencia pública es algo que, personalmente, es algo muy enriquecedor.

—¿Algún proyecto de futuro para el barrio?

–—Siempre hay puntos a mejorar y promover el río con la construcción de embarcaderos. Estaría bien hacer un plan de rehabilitación del barrio buscando algún programa de colaboración con las instituciones y los propios vecinos.