Más de treinta años en eso del teatro. José Ramón Sampedro, director de "Natus", tiene su prehistoria artística en Palencia. Después dio otro paso, importante: Madrid. Como actor y fundador de grupos.

- Un año tras otro, hasta veinte. Una obra tras otra, hasta cuarenta y tantas. ¿No se sienten los cansancios, los desánimos??

- Sí, yo voy muy cansado. Los chavales me dan muchas satisfacciones, pero existe "fatiga". Año tras año, generación tras generación -ya son dos-, se produce cansancio. Si hubiese alguien que me quisiera sustituir, yo le apoyaría. Colaboraría. No tendría inconveniente. Pasaría a un segundo plano.

- "Natus" nació vinculado a una parroquia zamorana. ¿Después ya no recibieron la bendición?

- Continuamos manteniendo buena relación con Nuestra Señora de Lourdes y con su párroco, Rogelio Prieto. En 1991, pasamos al colegio "Corazón de María". Y allí estuvimos, muy a gusto, hasta el año 2003. En un momento, sin embargo, un claretiano, recién llegado, nos dijo que necesitaban aquel espacio. Y, entonces, alquilamos un local. Ahí estamos, costeando los gastos.

- ¿Dirigir sólo es pulir los defectos y enseñar unas técnicas?

- No. Yo les enseño, inicialmente, a hacer los papeles. Les muestro las técnicas, el movimiento, la vocalización? Interpreto el papel para que, después, vayan copiando. Lo más elemental. Y después ya suben al tablado a representar una escena.

- El grupo comenzó con un teatro más comprometido, más preocupado por las ideas que por el espectáculo. ¡Qué ha pasado?

- Comenzamos muy comprometidos con las ideas. No se trataba de un teatro comercial, y nos debemos a la vil moneda. Hemos tenido que dejar esa línea, y regresar a un teatro más popular, para representar esas obras, y que el público las entienda con facilidad y se divierta. Eso cansa, pues no te da muchas pausas de mejorar y de realizar cosas nuevas.

- A veces ocurren cosas extrañas, imprevistas, durante una representación.

- En Losacio, en 1994, montamos el escenario sobre unas porterías de fútbol, en la plaza del pueblo. Porque no teníamos muchos medios. En plena actuación, un paisano venía con sus vacas y uno de los animales se metió en el escenario e interrumpió la actuación.

- Para ustedes, y para otros grupos, ¿es más fácil la subsistencia artística que la económica?

- La subsistencia artística resulta muy difícil porque la gente se compromete poco. Hay grupos que lo pasan mal porque disponen de escasos integrantes. Una y otra cosa -la cosa artística y la económica- van ligadas. Si faltan actores, lo económico también se tambalea.

- ¿Los grupos aficionados son ahora menos aficionados?

- El nivel artístico y técnico se ha incrementado. Existe un compromiso. Se les exige más a los actores, y también nos exigimos a nosotros mismos. Ese teatro de colegio ya no se hace. Ahora resulta mucho más comprometido y se realiza con más medios.

- ¿Qué admira de los otros conjuntos zamoranos?

- Cada uno tiene su peculiaridad, su línea. Todos son estupendos? Ninguno nos parecemos en la forma de dirigir. En eso, somos dispares. Los actores también funcionan de modo distinto. En "Natus", todo el mundo aprende desde colocar un tornillo a descargar el atrezzo. Yo me preocupo de la parte escénica: no dar la espalda, no hacer teatro en línea? Y hay gente que descuida un poco ese aspecto. No son ni mejores ni peores. Funcionan de otra manera.

- ¿Las Administraciones Públicas cumplen?

- No cumplen. Llevamos diez o doce años con la reivindicación de locales teatrales. Que nos ayuden económicamente. Todos estamos sin un duro. Resistimos. Si pudiésemos utilizar espacios cívicos, con locales de ensayo y algo de almacén? Nosotros, con los alquileres, tenemos unos gastos anuales superiores a los 4.000 euros.

- ¿El Principal debería estar más abierto a esos grupos?

- Ese Teatro se dedica a los profesionales. Los aficionados, que sólo podemos actuar los fines de semana, tenemos poca cabida. Y en ese tiempo no se nos concede la sala. Debe actuarse en otras jornadas: Las de diario.

- Los aficionados también hacen afición.

- Creamos afición, sí. Cada grupo cuenta con sus seguidores. Y, además, intentamos crear espectadores. Un actor que deja la escena aprende a ser un buen espectador y a criticar -con respeto a los actores- una representación.

- Si hay una cultura teatral, ¿por qué el público de Zamora es tan escasamente crítico?

- El público zamorano gusta del teatro, pero es poco crítico, sí. Y eso no es bueno, porque nos acomoda. Si fuese más exigente y supiera "patear" una obra, posiblemente espabilaran algunos directores. Estoy seguro

- En otro sentido, ¿todos hacemos teatro en la vida?

- Sí, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Todos somos "teatreros". Las convicciones sociales son teatro.