- Acaba de leer, en la Universidad de Salamanca, su tesis doctoral -en Historia del Arte- sobre "Arquitectura y urbanismo en Zamora: 1850-1950". ¿Por qué eligió ese asunto y esa centuria, a caballo del XIX y del XX?

- Como zamorano, siempre me llamaron la atención los edificios de finales del XIX y del XX: Sobre todo, de la plazas de Sagasta y Mayor. Y siempre, también, me pregunté por qué existían tantos edificios de ese periodo, más abundantes que los existentes en otras ciudades de Castilla y León. Eso me llevó a a estudiarlos, así como a sus autores.

- ¿Y el cogollo de su aportación, resumida, es...?

- Mi aportación consta de dos partes. Una es urbanística, y presento la evolución de la ciudad entre esos años -no había sufrido, desde la Edad Media, ninguna transformación-, con la realización del entramado de las calles, del Ensanche... Y acabo en 1950, porque se aprueba un Plano General de Ordenación, que marca la evolución de Zamora desde ese momento hasta hoy. Es el periodo que transforma Zamora, y explica su realidad actual. La otra es arquitectónica, y ahí doy a conocer la labor de arquitectos muy sobresalientes, y de muchos estilos artísticos, que eran completamente desconocidos. Sobre todo, Ferriol, con su arquitectura modernista, que coloca a Zamora al mismo nivel que las grandes ciudades de España.

- Algún trabajo ha estudiado, parcialmente -"La arquitectura y los arquitectos del Ensanche. Zamora, 1920-1950", de José Luis Gago, o el libro de Segundo Viloria-, ese periodo temporal. Para usted, el mejor representante de esa larga etapa: Ferriol, porque trajo el modernismo.

- Ferriol, sí, por eso y porque provocó que sus colegas buscasen soluciones compositivas y decorativas más ricas. Sin la venida del catalán, los otros arquitectos hubieran continuado haciendo cosas muy simples. Porque así era su clientela. Sus ideas revolucionarias obligaron a los restantes técnicos a perseguir soluciones más interesantes. Y, con él, Viloria: hizo el Mercado de Abastos y esa labor de forja en los balcones. Y Antonio García Sánchez Blanco, Gregorio Pérez Arribas, Crespo... Un grupo de cinco o seis componían el estrellato de la arquitectura.

- La modernización urbanística de Zamora comienza a mediados del XIX, aunque signifique la pérdida de buena parte del recinto amurallado.

- La destrucción de la muralla corresponde a una época. Lo lamento. Sin embargo, también deberíamos ver cómo se hallaba. La documentación muestra la existencia de un importante problema de conservación. La destruían, sí, pero también había lienzos que se venían abajo, y como la ciudad había perdido su función y categoría de plaza de guerra en 1868, no existía un organismo que cuidase de su mantenimiento. Lo bueno de ese periodo es que se sustituyeron los lienzos de la muralla por grandes edificios, y algunos muy paradigmáticos, como en Santa Clara o en la Puerta de la Feria (las Tres Tiendas). La pena: que hoy desaparece ese patrimonio. Perdimos la muralla y ahora perdemos los edificios que sustituyeron a la muralla.

- La burguesía comercial y harinera es la verdadera promotora del urbanismo zamorano en el primer tercio del siglo XX, en la zona centro y en el Ensanche.

- Sí. Esta burguesía se diferencia de otras de distintas ciudades: porque se compromete con la ciudad. Además, se da la existencia de representantes políticos en Madrid, que velaron por los intereses de la urbe. El instituto Claudio Moyano no hubiera sido posible sin Requejo. En la posguerra, Pinilla trajo la Universidad Laboral. Y antes Sagasta, Cánovas, Ruiz Zorrilla y Galarza, que lucharon por Zamora. Fue muy importante la labor de los representantes políticos de la ciudad.

- Ferriol. ¿el más singular o el más original?

-Es, quizá, el más inesperado. Todas las ciudades del interior de España tienen eclecticismo. Mejor o peor. Pero modernismo en Castilla y León, y catalán, sólo existe en Zamora. Y en el interior, en Teruel y en Levante. Eso singulariza a Zamora de una manera muy especial.

- En las dos décadas posteriores al término de la Guerra Civil, predomina el historicismo constructivo.

- La posguerra se caracteriza, constructivamente, por la desorientación. Los arquitectos no saben muy bien por dónde tirar. Inicialmente, el Gobierno busca una arquitectura nacionalista, de tipo historicista. El problema de Zamora es otro: la mayor parte de los técnicos, de antes y de después de la contienda, son los mismos. Igual sucede con los promotores. Muchos estilos típicos de la II República, como el art decó y el racionalismo, perduran. El historicismo se halla representado por la Universidad Laboral, que es el mejor edificio de la época en Castilla y León. Existen muchas soluciones. Incluso hay proyectos de corte fascista, que nunca se llegaron a realizar.

- ¿Cuál...?

- Una Ciudad de la Falange, en la zona de los Tres Arboles, junto al antiguo campo de deportes. Pertenece a Jesús Carrasco Muñoz, que vivió durante una década en la capital zamorana.