Experiencia, constancia y autoestima son las claves básicas para que todo salga a la perfección encima de un escenario. Con estas premisas empezó el pasado 15 de julio, el curso de interpretación musical, organizado por la joven orquesta de Zamora donde el fagot, el violín y el miedo escénico han sido los verdaderos protagonistas.

El pánico a subir encima de un escenario es el principal problema al que se tienen que enfrentar los músicos. «El 20% de los alumnos abandonan el mundo de la música a causa del temor a actuar delante de tanta gente», asegura Francisco de Paula Ortiz, encargado de dar este curso. A ello se le une la influencia de los padres, que en más de una ocasión, limitan la actuación de sus hijos, «las ideas irracionales del perfeccionismo hace que los niños tengan la autoestima muy baja», afirma el joven andaluz.

Una vez mermado el miedo escénico, la prueba final está en las largas horas de ensayo, «cuando observas que un niño tiene talento, quieres explicarle las cosas de una manera precipitada, pero luego te das cuenta de que les tienes que dar tiempo y enseñar las cosas de una manera ordenada», comenta el profesor de violín, Jorge Pérez.

El curso para perfeccionar la técnica del fagot también se ha impartido estos días en la ciudad deportiva municipal. Rafael Francés Reig, sabe que el fagot es uno de los instrumentos menos conocidos pero también reconoce que «cuando lo tocas por primera vez, te encandila». Miguel Ángel Pérez, con tan sólo once años es ya un experto en el mundo de la música, pero como a muchos les resultó difícil escoger un instrumento para tocar. «La verdad es que la elección fue un tanto original. Elegí entre la travesera, el contrabajo y el fagot pero la falta de las dos primeras opciones hizo que eligiera el fagot y la verdad es que acerté», explica.

Los profesores han intentado durante una semana que la magia del éxito cale en todos sus alumnos. La fórmula: una pizca de ánimo, buen ambiente y mucha práctica.