La Opinión de Zamora

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Inés Gutiérrez Carbajal Experta en arte de Zamora

“Zamora necesita un verdadero centro de arte vivo para todos los artistas”

“Ya quisiera el escultor Henry Moore en Inglaterra contar con un museo como el que tiene ahora mismo Baltasar Lobo en la capital”

Inés Gutiérrez Carbajal. J. L. F.

La doctora en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid Inés Gutiérrez Carbajal recientemente ha presentado el libro “Escultura del siglo XX en Zamora”.

–¿Cómo nace este vademécum de la escultura en Zamora?

–Fue curiosísimo. Fue Tomás Crespo Rivera en febrero de 2007 quien me pidió de igual que había hecho pintura de alguna manera hiciera algo relativo a la escultura. La investigación de la pintura fue mi tesis doctoral, con la que saqué sobresaliente cum laude por unanimidad, fue muy laboriosa. Le planteé que la labor de campo conllevaría investigar e investigar, todo científico, y han sido once años.

–En la publicación ha dejado al margen la producción para la Semana Santa ¿Por qué?

–Porque ninguno de los grandes escultores del mundo, aun siendo católicos, han hecho nada de pasos. Se ha dicho que la escultura elaborada en Zamora, desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, estuvo relacionada con la Semana Santa y la obra de Ramón Álvarez. La máxima aspiración para un artista local consistía, incluso al día de hoy, en hacer una imagen de procesionar en la Semana Santa.

–Temporalmente ¿cuál es el período que ha estudiado?

–Desde 1901 a 2000, el siglo completo, algo que no se había hecho hasta el momento en Zamora. En el libro trato rigurosamente y elegantemente a cada uno de los artistas que han formado parte del devenir de lo que ha representado la escultura socioculturalmente en la provincia de Zamora.

–¿Cómo comenzó la escultura en Zamora en la centuria que estudia?

–Con la escuela de trabajo de la Diputación de Zamora y la inauguración del Museo de Bellas Artes, donde iban los alumnos a copiar y con Barrón. También hablo de la escuela de Ramón Álvarez por la que empezaron a pasar muchas gentes y por donde pasó un personaje muy importante, Ramón Núñez, un gaditano que fue alumno de Ramón Álvarez, y que en Valladolid fue el guía de Baltasar Lobo. De ahí que diga que Ramón Álvarez de manera muy indirecta fue maestro de nuestro escultor más internacional. Hay artistas nacidos en la provincia de Zamora que han colaborado en el arte escultórico en esta provincia, aunque no haya aquí obra suya y es muy importante la proyección que han tenido fuera.

Ramón Álvarez de manera muy indirecta fue maestro de nuestro escultor más internacional

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–En el volumen ¿están todos los son?

–Y son todos los que están. Son 18 artistas, una cifra representativa de creadores nacidos en la provincia de Zamora. Para mí es más importante la obra que han realizado y donde la hayan realizado siempre han dicho que eran de Zamora, como pasa con José Luis Núñez Soler y que vivía en Salamanca. En la publicación quería ver el estado de la cuestión, cómo estaba la escultura en la provincia, y he ordenado cronológicamente cómo ha ido. Empiezo con Eduardo Barrón y acabo con dos o tres que pueden ser el relevo generacional. Al margen, incluyo una lista por orden alfabético de lo que sería el relevo que viene y que es exquisito. Profundizar en ellos le corresponde ya a otro investigador que empiece con el 2001. También pongo sobre la mesa qué es la escultura como arte mayor que maneja un lenguaje muy abstracto, pero yo quería ponerlo con un lenguaje asequible, utilizando los términos adecuados pero haciendo la traducción de qué es eso y cómo lo utiliza el artista con la finalidad de que el lector tenga ganas de conocer.

–Ha nombrado a Núñez Soler, un artista bastante desconocido.

–También hablo de Antonio Miranda Ramos, Mery Maroto, que la incluyo porque era escultora de formación, y nadie se acuerda de Domingo Liria Santos. También hablo de una serie de personajes como los becarios de la Diputación de Zamora, como el ente provincial más importante que ayuda a las Bellas Artes, muchos de ellos tuvieron que ir a la Guerra Civil y algunos murieron. Hay constancia de alguna cosa que dejaron y los menciono. Otros han tenido grandes obras fuera y han recibido importantes reconocimientos. También hablo de las exposiciones nacionales que empezaron a funcionar a partir del año 1940 y donde varios zamoranos coincidieron con otros zamoranos que residían fuera. Y hay otros zamoranos que, formados fuera, regresaron y han hecho del zamoranismo una seña de identidad y otros que no volvieron y en los que se vislumbra algo en su obra que tiene que ver con el zamoranismo. También hay otros que, nacidos y formados fuera, se vinieron a vivir a Zamora y se han dejado impresionar por el zamoranismo. Es importante conocer la transcendencia de los artistas actuales y del relevo generacional por parte de artistas de unos 50 años.

–Alude a un relevo generacional ejemplificado ¿en qué nombres?

–En Olga Antón, Mariano Gallego o Daniel Lorenzo Goñi. No podemos olvidar a Arturo Lucas que no tiene mucha obra escultórica como tal, pero ¿quién puede olvidar su estatua de la libertad envuelta para regalo?

–Ha mencionado a dos mujeres, ambas fallecidas, Mery Maroto y Olga Antón ¿recoge alguna autora más?

–No, las existentes ya entran el siglo XXI. No hay escultoras porque llevar una obra mentalmente a la situación tridimensional resulta complicado.

–Además de su origen en la provincia, ¿observa algún rasgo común en los 18 artistas?

–No, han ido siempre por libre. Únicamente ha habido tres que han participado en algo. Lobo estaba entre los artistas españoles de París, Núñez Solé estaba en Salamanca estaba en el grupo Koiné y Coomonte, en Gremio 62.

He averiguado los proyectos de escultura urbana propuestos a la Diputación que no llegaron a realizarse. Entre el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX hubo, al menos, siete monumentos conmemorativos dedicados a personajes de Zamora

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–¿Qué datos inéditos da a conocer?

–He averiguado los proyectos de escultura urbana propuestos a la Diputación que no llegaron a realizarse. Entre el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX hubo, al menos, siete monumentos conmemorativos dedicados a personajes de Zamora. Son siete oportunidades perdidas. La Diputación y otros organismos no supieron ver que la escultura urbana cumple una función sociocultural muy interesante. Suma un plus turístico en aquellos lugares que además de monumentos arquitectónicos y museos tienen obras escultóricas en sus calles y plazas. El frenazo de la escultura en Zamora, hasta los años setenta, no ha sido por el alto coste de los materiales, se debe, a mi modo de ver, a causas motivadas por el aislamiento, por las malas comunicaciones viarias entre los dos centros más atrayentes para los artistas, Madrid y Barcelona. Además, al catalogar las obras en la escultura urbana te das cuenta de la importancia que tuvo encontrarse en Zamora con escultura hechas en el año 1970 con hierro de los barcos, como la hecha por Tomás Crespo Rivera que está enfrente del Barrueco. Además, he visto a muchas afectadas por el vandalismo, lo que demuestra que es un arte que no se aprecia.

–Desde su punto de vista ¿la escultura zamorana tiene que tener un espacio para tener visibilidad de manera global, aunque destaquen figuras más relevantes como Baltasar Lobo?

–Aunque haya tres que destaquen son 18 artistas cuyas trayectorias no son baladíes. Debería de existir un espacio público, un museo no. Zamora no puede sostener un museo de arte contemporáneo, lo que necesita es un centro de arte vivo para todos los artistas que además de tener la obra que corresponda por propiedad sea un espacio donde haya talleres, donde haya conferencias, bibliotecas, exposiciones de contrastes de unos artistas con otros, como la que ha tenido el Museo de Zamora que confrontaba a Lobo con Pisano. Con el problema del coste del Museo de Baltasar Lobo, ya quisiera el escultor Henry Moore en Inglaterra tener un museo como el que tiene actualmente Baltasar Lobo en la capital.

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