Una vigilia en la iglesia de San Juan ha servido para dar el último adiós a José Isidro Nates Merodio a las 11.15 horas a la familia y amigos del empresario, fallecido a los 78 años en la madrugada del 13 de agosto en Zamora capital, tras luchar contra una dura enfermedad en los cuatro últimos que frenó en seco sus años de jubilación y rompió esa sonrisa abierta que le acompañaba.
San Juan se ha quedado pequeña para acoger a los zamoranos que han acompañado a la esposa de Nates, Inés, a su hija, Elisa, y al resto de sus familiares y amigos, entre los que han estado las empleadas de la CEOE-Cepyme, Caty y María, y el exsecretario Tomás Pérez Gallego, quienes dieron los primeros pasos junto a José Isidro Nates cuando confundó la Asociación Zamorana de Empresarios (AZE) en 1977, que se convertiría en la actual CEOE-Cepyme, cuyo presidente actual, José María Esbec, también ha estado en al vigilia.
Un nutrido grupo de empresarios, comerciantes y periodistas de la capital, integrantes de la Agrupación Montañera Zamora y de Semurandar, han estado presentes en el acto religioso para despedir a Nates en esta soleada mañana del 14 de agosto. Su entierro será hoy mismo en Castro Urdiales, en su patria chica.
El mundo empresarial zamorano, la ciudad entera, llora la pérdida de una de sus figuras imprescindibles desde la llegada de la democracia hasta el año 2005, años truculentos de la CEOE-Cepyme que también dirigió junto a otros empresarios. Fueron años de luchas por controlar esa organización y la Cámara de Comercio, de la que también fue directivo.
Nates llegó a Zamora a donde llegó pasados con casi 40 años desde Madrid, donde fue secretario del conde de Bornos. El gerente de Levira durante 23 años. La inteligencia y la clarividencia de Nates le propició pronto un hueco entre el empresariado de Zamora.
Su enorme carisma, su formación académica en Bilbao y su amplia visión del tejido empresarial le catapultaron en aquellos años como una de las piezas clave en el desarrollo de las dos organizaciones de empresarios. Su último cargo fue en la Junta Directiva que llevó a Manuel Vidal a presidir la Cámara de Comercio en 1998.
Se hizo rápidamente con los entresijos empresariales y políticos de la provincia desde su cargo de gerente en la fábrica textil de San Jerónimo, con más de 200 trabajadores, encargado de su reconversión industrial.
De personalidad cautivadora y carácter afable, destacó por su audacia e inteligencia para navegar en las procelosas aguas en aquella época de cambio en la que las empresas zamoranas de la construcción, especialmente, y del comercio tenían un peso específico en la economía de la capital y la provincia, y de Castilla y León, capaces de “quitar y poner” a políticos y cargos públicos.
Siempre en un segundo plano, nunca dejó de ser consejero de quienes movían los hilos, dispuesto a revolucionar. Amante de las intrigas, era un habitual de los despachos en los que se movía la política, tanto que conocía a la perfección a los protagonistas del famoso “Caso Zamora”, la investigación judicial que se abrió contra altos cargos del PP en la provincia y de la Diputación, y contra conocidos empresarios de la construcción por el presunto pago de comisiones para supuestamente financiar la campaña electoral de José María Aznar, causa archivada por la justicia.
Lealtad Empresarial
Su última aparición pública fue en 2014, cuando su querida Cámara de Comercio le concedió la Medalla a la Lealtad Empresarial por su trayectoria al frente de Levira, de la que fue consejero delegado desde 1993 hasta su jubilación.
Gerente de EL CORREO DE ZAMORA, entre los años 1988 y 1990, participó activamente en el relanzamiento del diario hasta que en 1993 lo adquirió Grupo Prensa Ibérica. Admirador de la prensa, trabajó codo con codo con los empresarios de la provincia que compraron el diario zamorano tras la dictadura.
Brillaba con luz propia por su sagacidad y atesoraba mucha información del más alto nivel sobre las élites de Zamora. Nunca renunció a participar en el cuerpo a cuerpo para debatir y analizar la realidad zamorana con afines y contrarios. Con él se va un importante capítulo de la historia política y empresarial de la provincia, de la que fue personaje y cronista “off de récord”.
Montañero y senderista por los cuatro costados
Positivo, generoso, campechano y alegre, José Isidro Nates , santanderino de nacimiento pero zamorano por los cuatro costados, sabía cómo sacar una sonrisa a su partenier, siempre con un gesto desenfadado y cariñoso, que no le restaba un ápice a su carácter firme que, a veces, deslizaba en algún acalorado debate político de los que le gustaba mantener.
Otra de sus pasiones que también le dio a conocer en la capital fue su afición a la montaña, vinculado de lleno a la Agrupación Montañera Zamora, de la que fue casi fundador y en la que llegó a tener un lugar destacado, con una participación muy activa.
Años después, estaría en la formación en 2005 de otra organización vinculada al senderismo, al Camino de Santiago y a la naturaleza, la Asociación Semurandar, iniciativa de un grupo de amigos, con los que compartió muchas horas de ocio y disfrute.
