La zamorana Mercedes Gago López emprende un nuevo mandato al frente del Sindicato de Enfermería Satse en Castilla y León con en mensaje de que hacen falta más profesionales, no sólo en sanidad, sino también en Servicios Sociales. Certifica que las enfermeras están exhaustas tras pasar por seis olas del coronavirus, rechaza el acuerdo de las consultas de tarde porque cree que en la práctica deja fuera a este colectivo y defiende las unidades de soporte vital avanzado enfermero diseñadas por el anterior equipo de la Consejería porque, dice, pueden ser muy útiles en provincias como Zamora.

—Consiguieron un acuerdo con los anteriores gestores de la Consejería de Sanidad que produjo resquemor en otros colectivos porque consideraban que era una privilegio para ustedes.

—El Sindicado de Enfermería convocó una huelga y se llegó a un acuerdo de salida en el que acordamos entre otras cosas una subida retributiva para las enfermeras, en el complemento específico, que reconoce la especial dificultad de nuestro trabajo: la especialidad, preparación y demás que se necesita. Las enfermeras de Sacyl eran las peor retribuidas de toda España. Con esto no llegamos aún a la media pero nos acercamos bastante. Pero lo que viene a reconocer es eso, el trabajo de una enfermeras, la formación que se nos exige para acceder a un puesto y la especialidad dificultad del trabajo que realizamos, que no lo pueden hacer otros profesionales con menor cualificación.

—¿Cómo están ahora mismo su gremio después de seis olas de coronavirus?

—Han sido dos años muy difíciles, complicados, con una enfermedad nueva que desconocíamos y hemos ido aprendiendo a base de ensayo y error de los nuevos tratamientos o nuevos cuidados. Enfermeras, médicos y todo el personal estamos exhaustos y no vemos el final. Sobre todo desde el punto de vista psicológico, porque hemos tenido que trabajar con un condicionante para el que no estábamos preparadas: decidir qué le hago a esta persona y dejo de hacer a la otra. Lo que se nos enseña a los profesionales sanitarios, a las enfermeras, es hacer todo lo que puedas por todos los pacientes que tienes. Eso no ha podido ser y es lo que psicológicamente tiene muy dañado a todo el personal sanitario, especialmente a las enfermeras que han trabajado en cuidados intensivos o las plantas COVID. Ahora esta ola está afectando a la Atención Primaria y nos está pasando lo mismo, el personal está agotado y ya no se puede más, estamos al límite.

—Sanidad ha implantado las consultas de tarde voluntarias para evitar el peligro de colapso de los centros de salud. ¿Por qué ustedes no están de acuerdo?

Hemos votado en contra de este acuerdo porque no reconoce el trabajo de una enfermera. En muchos centros de salud están saliendo de trabajar a las cuatro o las cinco de la tarde para poder registrar todos los datos y sin embargo ese no es un trabajo que se reconozca a la enfermera. Por ejemplo hoy van 300 personas a un centro de salud a hacerse PCR o 50 a realizase extracciones de sangre, y no se contabilizan como trabajo propio de una profesional, sino que es como si se repartieran entre todos los trabajadores y esa enfermera nunca excede el límite que pone la Consejería. También pusimos como condición que las consultas de los médicos de tarde tuviera un refuerzo con enfermeras, y eso no nos lo han garantizado. Se trata sobre todo de no tener que enviar al paciente al día siguiente a la consulta con su enfermera, sino resolverlo todo en esa misma cita de tarde, porque entonces lo que hacemos es duplicar el trabajo. Además con el COVID alguien tiene que registrar los datos, porque si hacemos la PCR, sabemos el resultado y no lo registramos lo único que hacemos es que pacientes positivos estén pululando por ahí. Eso lo tiene que hacer el personal y tampoco lo contemplan como trabajo propio.

—Una de las novedades de la reforma de Atención Primaria era las unidades de urgencias de enfermería, el denominado Soporte Vital Avanzado Enfermero. ¿Creen que lo mantendrá el nuevo consejero?

—Entiendo que tienen que seguir porque estaban la licitadas y lo único que hay que hacer es adjudicarlas. Se aprobó incluso el documento sobre cómo se va a seleccionar el personal. Es una figura buena y es una figura que puede dar solución en sitios donde tenemos pocos profesionales. Esa ambulancia no va solo con dos técnicos, sino personal sanitario más cualificado que va a permitir resolver más situaciones y que los médicos se dediquen a las cosas más graves. También nos permite agilizar los traslados si el médico que está en el centro de salud lo considera necesario. En determinados sitios es un recurso válido y va a ser muy eficaz. Y no es un invento de Castilla y León, lo tiene implantado Madrid o Valencia, y en Andalucía funciona un sistema parecido. Es un recurso que ya está funcionando en otras comunidades y que sirve para sitios de especial dificultad, por al dispersión de la población o porque no llegan las unidades móviles por la distancia que hay. Y es un recurso que no resta nada, sino que se pone a mayores de lo que teníamos.

—Sus primeras palabras al renovar en el cargo han sido para pedir más enfermeras en Castilla y León.

—Ahora mismo tenemos un problema de plantillas importante en Castilla y León, ocupamos casi el último puesto de toda Europa. La media en Europa es de más de ocho profesionales por mil habitantes y aquí tenemos 4,2. Esto quiere decir que necesitamos muchas más enfermeras entre otras cosas para que no nos pase como ahora, que cuando ha llegado el COVID ni teníamos enfermeras ni las hemos podido contratar porque ya se habían ido. En la sanidad está demostrado que podemos tener muchas máquinas, pero si no tenemos manos no tenemos nada que hacer.

—¿Dónde haría falta más personal?

—Hacen falta plantillas especialmente en un sitio, Servicios Sociales. Las residencias de la Consejería de Familia tienen muy poquita dotación de personal y es un sitio donde hay que poner más. Y reforzar Atención Primaria también sobre todo en aquellas zonas más dispersas donde a lo mejor tenemos más dificultades para contratar otro tipo de profesionales. Porque nos pasa en Zamora, que la población está muy envejecida y lo que demanda son cuidados de enfermería. Hay que dar esa respuesta y dedicar recursos a lo que realmente se necesita.

—¿Es necesario que sea una enfermera la que haga las PCR o las pruebas de antígenos?

—Para hacer las PCR tiene que ser una enfermera si o sí, y para hacer un test de antígenos a otra persona también, porque lo dice así la legislación en España, qué personal puede hacer o no determinadas cosas, personal con formación universitaria y no puede ser un técnico. ¿Te puede poner una inyección el vecino?. Ni te la puede ni te la debe poner, porque puede pasar cualquier cosa. ¿Alguien lo ha hecho?, pues sí. Pero con la actual legislación española es una enfermera quien tiene que hacerlo.

—¿Se ha desarrollado la prescripción enfermera?

—Se puede decir que las enfermeras están habilitadas para prescribir? Si. ¿Qué pueden prescribir? Todos los medicamentos no sujetos a prescripción médica y todos aquellos que en base a los protocolos que tiene el Ministerio de Sanidad están indicados, como por ejemplo el de cura de las heridas. Cualquier enfermera de España y de Zamora puede indicar y dispensar todos los medicamentos que están allí recogidos.