“La Golondrina” era más que un bar. Funcionaba como “punto de reunión”, espacio de debate “entre gentes dispares” y refugio donde los problemas no caían sobre nadie. Probablemente, el tiempo haya ayudado a romantizar lo que fue esta taberna del centro de la ciudad a mediados de siglo; pero, con toda seguridad, el cuadro de Antonio Pedrero ha elevado el local a la categoría de leyenda.

Pedrero, en el centro, ante su propia obra. | Jose Luis Fernández

El propio autor, junto a su familia y a las autoridades, asistió este viernes a la colocación, en la entrada principal del Teatro Ramos Carrión, de la obra que representa la vida de aquella tasca de su familia, una pintura que el artista inició “por capricho” y que se convirtió por derecho en uno de los lienzos más representativos del siglo XX en Zamora.

El cuadro quedó colgado en el bar a finales de 1960 y allí permaneció hasta 1974, cuando recaló en el propio domicilio de Pedrero. Ocho años después, Caja España lo adquirió para su colección de arte, y ahora, tras cuatro décadas, un acuerdo entre Fundos y la Diputación lo ha llevado al vestíbulo del teatro provincial: “Me alegra mucho que esté ante el público, porque nació para eso”, remarcó el artista, rodeado de sus hermanos. Dos de ellos aparecen como camareros en el cuadro, atendiendo a los clientes, todos identificados en la leyenda que acompaña a la pieza. Casi todos pasaron ya de la tierra a la eternidad del arte.

Ahora, el traslado de la pintura al Ramos Carrión devuelve a la vida a estos personajes que Pedrero retrató tras la pertinente observación “desde el punto de vista psicológico”. A partir de esa mirada, el autor realizó un estudio detallado en carboncillo que más tarde se transformó en un cuadro a todo color. Aparte de sus hermanos, el artista también representó en “La Golondrina” a figuras de la talla del poeta Claudio Rodríguez o del escultor Ramón Abrantes.

Bajo estas imágenes, el presidente de la Diputación, Francisco José Requejo, explicó que la idea de la institución que dirige era facilitar que “cualquier zamorano pudiera ver la obra”, un objetivo compartido con el responsable de Cultura del equipo de Gobierno, Jesús María Prada, que subrayó que el cuadro era “como una leyenda urbana” que las nuevas generaciones de zamoranos no habían podido disfrutar. Hasta ahora.

Desde la Diputación aclararon también que la pieza, que se puede ver nada más acceder al recinto del teatro, contará en los próximos días con una iluminación específica que resaltará su imagen y cuyos detalles se acordarán con el propio Antonio Pedrero. La idea es que “La Golondrina” luzca.

Los responsables provinciales expresaron su inquietud por devolver más obras míticas a los zamoranos y por poner ante los ojos de la ciudad las creaciones de sus hijos más brillantes. De momento, “La Golondrina” ha anidado en el Ramos sin intención de emigrar.