“La bicicleta tiene nombre de mujer” fue el sugerente título del encuentro digital que protagonizó ayer María Jesús Caro Porlán, quien desde Lorca apuesta por impulsar las dos ruedas como el medio de transporte ideal —para hombres y mujeres— por su sencillez, versatilidad y compromiso con el medio ambiente. La charla se enmarcó dentro de la Semana Europea de la Movilidad, promovida por el Ayuntamiento de Zamora, en coordinación con la Dirección General de Tráfico.

–¿Cómo surge el título de esta charla, que vincula a la bicicleta con la mujer?

–Lo primero que queremos es aclarar todos los conceptos de género, de estereotipos y de roles y como estos últimos han conformado la movilidad que tiene la mujer en bicicleta en la actualidad. Y no siempre ha sido así, porque la bicicleta y la vida de la mujer, en una época concreta, fue algo muy importante. A finales del siglo XIX y durante el siglo XX la bicicleta se convirtió en un símbolo de los movimientos de su emancipación.

–¿En qué sentido?

–La mujer cogía la bicicleta como un elemento para poder relacionarse. De hecho, si en un buscador se ponen las palabras “mujer” y “bicicleta” lo que aparece y de lo que se habla es de los movimientos de liberación femenina y de la reivindicación de los derechos de la igualdad entre hombre y mujer.

–¿Y qué ocurre en la actualidad?

–Ahora la mujer utiliza la bicicleta menos que el hombre y además la usa para tareas relacionadas con el ámbito de lo doméstico. De alguna manera, lo que ha pasado es que en las ciudades el tráfico agresivo ha reforzado el estereotipo de que a la mujer le da más miedo salir y enfrentarse a ese tráfico. Además, las mujeres utilizamos la bicicleta para hacer más actividades, es decir, nos convertimos en multitarea cuando usamos la bici, mientras que el hombre la usa más para actividades de ocio y deporte. Así que también es diferente la utilización que se hace de ella. De todas maneras, las estadísticas reflejan que la brecha de la diferencia de uso se va reduciendo, o sea, que nos vamos equiparando cada vez más al uso habitual que hace el hombre, aunque no tanto a las actividades para las que se utiliza. La mujer la usa en trayectos más cortos, en la movilidad de cuidados y valorando mucho la economía del tiempo, al hacer varios desplazamientos.

–¿Qué es entonces lo que hay que reclamar en este sentido?

–Desde la perspectiva de género, hacen falta infraestructuras seguras e interconectadas para la bicicleta, no porque las mujeres seamos más frágiles o miedosas frente al tráfico, sino porque es una necesidad de nuestras ciudades el favorecer una movilidad más igualitaria y con tráfico más calmado. Lo que reclamamos son vías ciclistas con entornos interconectados y asociar la bicicleta no solo al ocio, sino también a su condición de medio de transporte.

–Esa conexión entre mujer y bicicleta usted la reivindica en su localidad, Lorca, con la iniciativa Biciwomen. ¿En qué consiste?

–Es una experiencia de un grupo de mujeres que salimos los últimos domingos de cada mes para dar una vuelta en bicicleta y luego hacer una actividad de tipo cultural, como visitar un lugar emblemático, acudir a la presentación de un libro o un mercadillo e incluso hacer una ruta turística por la ciudad.

–¿Son todavía necesarias campañas de promoción para que la mujer se anime a utilizar este medio de transporte?

–De hecho se hacen campañas específicas para la mujer porque muchas en su infancia y adolescencia usaban la bici, pero después la han abandonado y hay que retomar ese hábito. En mi ciudad, por ejemplo, se hacen actividades para personas que se sienten inseguras, talleres para aprender a mantener la bicicleta, por si se pincha una rueda o se sale la cadena, y por supuesto también actividades de concienciación, como puede ser esta charla de Zamora, para que las mujeres se mentalicen de que la bici es un medio de transporte interesante y que hay que utilizarlo.

María Jesús Caro. Cedida

–¿Usted misma da ejemplo ejerciendo de ciclista?

–Yo utilizo la bici a diario. Hasta ahora para ir al trabajo, pero me acabo de jubilar y estoy usándola aún más, porque me desplazo siempre que puedo en bicicleta. Así gano tiempo, voy al aire libre y me da una sensación de libertad e independencia muy grandes, además de que la disfruto mucho.

–¿Qué beneficios se derivan de optar por las dos ruedas?

–Precisamente realicé una encuesta con el grupo de Biciwomen y les pregunté qué era una bicicleta para ellas. Recibí diferentes respuestas, desde que era una aliada para ir al trabajo, un estímulo para hacer ejercicio y para socializarse, que les cura la salud emocional y física, que les aporta paz, tranquilidad y calma al desplazarse, que es el mejor medio de transporte para medias distancias, que relaja, mejora el equilibrio y los reflejos, dando más confianza y autonomía a la mujer, que mejora el aprovechamiento del tiempo y que es una satisfacción el poder colaborar en la consecución de un medio urbano a la medida de las personas y una ciudad más amable y más limpia, algo que también necesitamos.

–¿Las administraciones todavía tienen que cambiar la mentalidad para que las ciudades se adapten a esta alternativa de transporte?

–Por supuesto, pero yo creo que la realidad del cambio climático les está haciendo ver que es una necesidad imperiosa. Reducir el uso del transporte a motor en las ciudades, que no esté simplemente hecha a medida de los coches, es necesario para propiciar una ciudad más amable, donde la gente tenga confianza para desplazarse a pie o en bicicleta y así contribuir a lo que es una necesidad ahora mismo, porque ya se están viendo las consecuencias de no poder hacer todo eso. En Lorca, por suerte, tenemos ya pequeños tramos de vías para ciclistas y ahora estamos luchando por que esas vías se interconecten y así se pueda realizar un recorrido más largo en bici. Pero hay que insistir en que no se puede supeditar su uso a tener este tipo de carriles por todos los sitios, porque la bici puede compartir perfectamente la calzada con vehículos a motor, que haya calles 30 y un tráfico calmado, como debe haberlo en la ciudad.

–¿Los ciclistas también deben aprender a circular por la ciudad?

–No podemos ir por la acera, hay que aprender a compartir calzada, porque somos un medio de transporte también y hay que compartir con otros vehículos manteniendo las reglas. A mí me molesta mucho, por ejemplo, cuando un ciclista se salta un semáforo en rojo. Debemos de ser modelos de movilidad, hay que mantener las normas e ir sin miedo.