El pasado jueves por la tarde fallecía Fabriciano Prieto en la Residencia “Reina de la Paz”, dirigida por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. El obispo de Zamora, Fernando Valera, presidió ayer por la tarde la misa funeral celebrada en la Ermita de la Virgen del Templo, en Pajares de la Lampreana.

El canónigo de la catedral era un “hombre muy querido” y desde la diócesis de Zamora agradecen los centenares de mensajes de condolencias que se han recibido desde que se conoció el fallecimiento. Su vinculación al mundo de la docencia, impartiendo la asignatura de Música en secundaria en el I.E.S. Universidad Laboral, y su presencia prolongada en diferentes cargos pastorales de la diócesis le hizo ganarse el cariño de toda una ciudad que conmocionada recibía la noticia de su muerte.

Durante su última etapa de vida, las monjas de las Hermanitas de los Ancianos desamparados han sido “sus manos y sus pies” durante sus últimos años de enfermedad en la residencia.

Fabriciano Prieto Miguel nació el 6 de junio de 1944 en Pajares de la Lampreana. e ordenó sacerdote el 23 de septiembre de 1973 y fue nombrado coadjutor de San José Obrero (Zamora) el 29 de mayo de 1974. Se le encargaron las parroquias de Sogo, Arcillo y Malillos el 13 de octubre de 1977, tarea en la que cesó el 27 de enero de 1983.

Más tarde fue nombrado párroco de San Benito el 26 de enero de 1987, tarea que desempeñó hasta el 19 de junio de 2013, fecha en la que es nombrado canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Zamora, en calidad de responsable de la música y del canto.

El 10 de diciembre de 2015 fue nombrado capellán de la Hermandad Penitencial Nuestro Señor Jesús, Luz y Vida.

“La última voluntad de “Fabri” era celebrar su funeral en su pueblo y de manera particular en la iglesia de la virgen a la que él consideraba que le debía su vocación”, explica Juan Carlos López desde la diócesis. Los que estuvieron a su lado aseguran que el sacerdote pasó sus últimos días consciente y falleció en paz. Se espera que más adelante se celebre en la catedral una misa en recuerdo al canónigo para que todos los zamoranos puedan acudir a despedirle.