El presidente de la asociación zamorana de los caminos de Santiago, José Almeida, ha alertado en los últimos días acerca de la situación en la que se encuentran las rutas y los senderos por los que transitan los peregrinos en la provincia de Zamora. El representante del colectivo ha realizado una “reflexión” a este respecto en el contexto de un doble Año Jacobeo que se está viendo condicionado por la pandemia, pero que, en el contexto local, también cuenta con el hándicap del “desinterés por promover este patrimonio inmaterial”.

Así lo ve Almeida, que considera que, “en los últimos quince años, no se han aplicado políticas activas en favor de la ruta de peregrinación de la Vía de la Plata”, más allá de “algunos proyectos que, desde el inicio, estaban destinados a un fracaso clamoroso”. A juicio del responsable de la asociación zamorana de los caminos de Santiago sería preciso “consensuar cualquier iniciativa con quienes conocen perfectamente la evolución y las necesidades de las rutas”, en lugar de articularlas “desde un despacho”.

En el caso concreto de Zamora, Almeida indica que la provincia “es una encrucijada de caminos que debería contar “con un gran futuro”, dada la evolución del volumen de peregrinos que se percibía en los primeros años del siglo XXI. Sin embargo, década y media después de ese análisis de cifras, “la situación no puede ser más desalentadora” para este territorio.

En 2004, un 5,17% del total de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela atravesaba alguno de los caminos que pasa por la provincia; ahora ese porcentaje ha bajado al 2,64% y, si la tendencia se mantiene, seguirá descendiendo hasta el 1% en un plazo de una década, según Almeida.

“Estos datos son incuestionables y algo debemos estar haciendo mal”, insiste el representante del colectivo, que apuesta por “aunar esfuerzos para tratar de revertir esta tendencia” en lugar de empezar a “repartir culpas”.

Culpa compartida

De hecho, bajo el punto de vista de Almeida, todas las administraciones merecen su cuota de castigo en este caso: “En los últimos años, se han realizado actuaciones muy importantes, como la autovía entre Zamora y Benavente o el tren de alta velocidad, que han alterado significativamente el trazado del Camino de Santiago sin que ninguna voz de las instituciones se haya levantado para denunciar la situación”, cita como ejemplo el responsable de la asociación.

Almeida deja patente su incomprensión ante este escenario en Zamora, “una provincia situada en el epicentro de la España abandonada” y donde, bajo su criterio, no se está actuando para aprovechar la existencia del Camino: “En la salida de la ciudad, el último recuerdo que se llevan los peregrinos es un vertedero incontrolado que está expulsando del trazado a quienes lo recorren; la mayoría de las administraciones no se preocupa de señalizar y desbrozar los caminos; y algunos de los hitos de los que deberíamos sentirnos más orgullosos, como el Santiago peregrino de Santa Marta de Tera, han sido abandonados a su suerte”, zanja el representante de la asociación.

Para Almeida, los peregrinos que discurren por los pueblos de la provincia, muchos de ellos sin grandes atractivos turísticos a priori, “pueden convertirse en los mejores embajadores” de la tierra si se actúa para fomentar esa alternativa.

Las cuestiones planteadas en el año 2018 “siguen sin respuesta”

El responsable de la asociación zamorana de los caminos de Santiago, José Almeida, explica que, en el año 2018, en el contexto de la Comisión de los Caminos de Santiago en Castilla y León, se formularon “algunas cuestiones importantes para la evolución de los caminos”, entre las que destacaron varias medidas para mejorar su funcionamiento. En este caso, Almeida señala especialmente el compromiso de recabar información de las asociaciones para conocer, en todo momento, la situación de los diferentes caminos y actuar sobre los problemas que se presenten; mantener un contacto más fluido con las asociaciones ante el Jacobeo 2021 o disponer de un técnico en la administración para resolver los problemas que vayan presentando las asociaciones.

Del mismo modo, también se habló sobre la necesidad de designar quién debe ser el responsable para la demarcación y conservación de los caminos; habilitar dotaciones para que las asociaciones puedan actuar en la mejora de los senderos o de preservar los hitos del Camino para evitar su degradación y que puedan seguir siendo disfrutados por los peregrinos. “Han transcurrido tres años desde que se formularon estas propuestas y hoy sigo preguntándome las mismas cuestiones que se expusieron en aquella reunión, porque la respuesta sigue sin ofrecerse”, lamenta Almeida, que advierte de que se pueden seguir demandando planes y más planes, “pero mientras no se afronten los problemas que detectan los que viven a pie de Camino, difícilmente podrá darse una solución al problema existente”.

“Estoy convencido de que, dentro de una década, continuaremos diciendo las mismas cosas y nadie habrá asumido las competencias que le corresponden para mantener el patrimonio inmaterial”, concluye Almeida.