José Ignacio Primo, catedrático de lengua y literatura, pero sobre todo, encarnación pura del alma flamenca en Zamora, ha fallecido tras una larga enfermedad, dejando un hueco inmenso en la cultura zamorana en general. Fue el promotor del Festival de Flamenco que tanto prestigio ha dado a la capital zamorana y por el que han desfilado las principales figuras y muchas leyendas, incluidos Camarón y Paco de Lucía. El certamen, del que hacía años que se había desligado, nació en 1969, como una idea promovida durante un seminario de flamenco celebrado en la antigua Escuela de Magisterio. Se contó con la presencia de Fosforito y El Habichuela, dos dioses del cante. Pero Primo se tuvo que enfrentar a las dificultades que entrañaba desarrollar la cultura en libertad en pleno franquismo. La actuación tuvo que trasladarse al que hoy es edificio de la Cultura de la Junta, ante la oposición de la Jefatura del Movimiento, contraria "a introducir gitanos en el recinto", según consta en acta, explicaba José Ignacio Primo en una de las muchas ocasiones en las que habló para LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

Inmerso siempre en el estudio, es autor de numerosos trabajos dedicados a su admirado Juan de Mairena, pero también rescató tesoros olvidados como la triste historia de Isabelita de Jerez, magnífica cantaora que murió en Zamora durante una gira en 1942.

Tampoco dejó de lado la literatura y, precisamente, este mismo mes de junio, ofrecía su última colaboración en el periódico con una crítica sobre el último libro de relatos de Luis Ramos, "Con los ojos del frío". En su último escrito público, Primo presentía ya el final que se acercaba al referirse a la lírica de Ramos: "Su mirada se sitúa entre el paso del tiempo y la proximidad de la muerte, que hoy es mi tiempo, convertido en meditación, en un intento de prolongar la emoción de la vida, de ahí que sea frecuente mirar, no sin cierta melancolía, hacia la infancia ya perdida. “Bulle el verano en este viento seco/ que tantas veces/ durmiese al sol entre los tomillares”, dice el poeta en uno de sus poemas cargado de añoranza. Y su deseo siempre solidario de compartir el aire: En la espuma del alba/, en su ola reciente/ se orea, se rumorea y se acicala/ el culebreo de la luz/ su intento y el fervor/ por ser de todos el aire sin remordimiento." Sirvan sus palabras y esa última poesía para despedir al maestro.