Uno de los elementos más icónicos del románico zamorano se someterá a restauración a lo largo de los próximos meses. El rosetón de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva será íntegramente remozado dentro de un proyecto de intervención en el paramento sur del templo. Una actuación necesaria debido al progresivo estado de deterioro que presenta la fachada, con desprendimientos en diferentes piezas de la cornisa y una cada vez más abundante vegetación en la zona del pesebrón. El edificio, cuya data más antigua se corresponde con principios del siglo XII, ya fue propuesto para arreglo en el año 2011, en el marco del Proyecto Cultural Zamora Románico, aunque nunca llegó a llevarse a cabo. Ahora, la Dirección General de Patrimonio Cultural ha decidido apostar por esta obra para paliar la situación de mala conservación que sufre con el paso de los años.

El proyecto básico redactado a instancias de la Junta de Castilla y León justifica la necesidad de la intervención en el deterioro de la portada, el rosetón y el paramento expuesto al sur, además de urgir una solución de accesibilidad por esta entrada, que es la más frecuentada. Se trata de la puerta principal, la que se utiliza para la entrada y salida de los pasos durante la Semana Santa, y una de las fotografías más demandadas tanto por propios como por visitantes. No en vano, allí se sitúa ese elemento sin parangón en el románico zamorano y que será una de las piezas angulares sobre la que gire esta intervención en la iglesia de San Juan de Puerta Nueva.

El proyecto deja bien claro que la intervención en el rosetón debe ser cuidadosamente ejecutada, en tanto en cuanto se trata de un “elemento singular y representativo” del patrimonio zamorano. Pese a las deficiencias que presenta debido al paso del tiempo, este adorno continúa siendo santo y seña de la edificación románica en la provincia. Como se desprende del documento, se trata de un rosetón “lobulado, casi cilíndrico dado el espesor del muro e idéntico tanto en el interior como en el exterior”. Presenta, además, “tracería de ocho arquillos de medio punto dispuestos radialmente, con aristas perladas y columnillas rematadas en capiteles vegetales de variada composición”. El centro, además, lo ocupa una cruz patada decorada con hojas planas y nevadas. Particularidades que merecen un trato especializado a la hora de intervenir sobre el conjunto.

Rosetón de la iglesia de San Juan. Jose Luis Fernández

La primera fase de la intervención en San Juan se centrará, por lo tanto, en el alzado sur de la nave y las dos torres que lo flanquean. Según se desprende del proyecto, será necesario desmontar algunas piezas de fábrica en mal estado, así como gárgolas modernas que dificultan la intervención del agua y son objeto de patología. Igualmente, se actuará en el entorno de la entrada sur, levantando el pavimento para reconfigurar las pendientes que actualmente vierten hacia los muros de la iglesia. Entre los objetivos generales se encuentra también la recuperación del solado de losas de piedra previamente desmontados con el fin de dar solución a la accesibilidad por la portada sur.

La intervención en San Juan, según está previsto, cuidará la piel del edificio, principalmente ante las posibles marcas de cantería o huellas históricas existentes. Y en ningún caso se eliminarán las policromías que protegen los mampuestos, por lo que las limpiezas serán superficiales. Todo ello al objeto de ser lo más respetuoso posible con el conjunto y respetar las composiciones originales en una intervención que lleva más de una década esperando el turno y que ahora podrá ser lanzada.