Son 8.418 personas las que se han acercado el pasado año a Cáritas —un 35% más que en 2019— para ser atendidas en el programa de acogida inicial. “Muchos de ellos lo hacían por primera vez y para demandar necesidades básicas”, apunta el delegado diocesano de Cáritas en Zamora, Antonio Jesús Martín de Lera, quien compara las razones por las que solicitaron ayuda durante la pandemia a través de este programa. “Antes de la crisis había poca demanda de alimentación y ahora es habitual que pidan ayuda para comer, no para pagar el recibo de la luz o del alquiler. La diferencia es que ahora no tienen ingresos”, lamenta.

El programa de acogida es “la puerta de entrada” para estudiar qué necesidades tienen esos usuarios y cómo darles la respuesta más adecuada. Para ello existen otros programas dedicados a mayores, inmigrantes, reclusos, personas sin hogar, infancia o jóvenes, además de otros planes centrados en el empleo, el comercio justo o la cooperación internacional. Durante 2020 se ha sumado ayuda en todos ellos a 13.152 personas, lo que significa un incremento con respecto al pasado año, cuando se atendió a alrededor de 11.000 usuarios.

Lo que también se ha incrementado en el pasado año es la inversión, que ha llegado a los 10.742.693 euros. De esa cantidad, Martín de Lera señala que tan solo un tercio llega desde las administraciones públicas. “La mayor partida la obtenemos de donantes, suscriptores y usuarios, que siguen colaborando con nosotros”, agradece. Esta ayuda supone más de seis millones de euros, mientras que las entidades privadas aportaron 373.143 euros.

Los programas de mayores, con siete millones, y de drogodependientes, con algo más de un millón, han sido las partidas más abultadas de las cuentas de Cáritas Zamora. Algo totalmente razonable si se tiene en cuenta que la entidad gestiona cinco residencias de ancianos en la provincia, repartidas entre las localidades de Villarrín de Campos. Alcañices, Carbajales de Alba, Fermoselle y Toro.

Agradecimiento especial también ha querido tener el delegado diocesano a los voluntarios, cuyo número se ha incrementado en el último año, pasando de los 704 que se contabilizaban en 2019 a los actuales 892. “Han aumentado tanto los recursos invertidos como el acompañamiento intensivo. Además, la incorporación de voluntarios en los últimos meses ha supuesto un trabajo de adaptación a las nuevas circunstancias derivadas de la situación provocada por el COVID”, razona. “Todos ellos se han entregado sin reparo y sin miedos”, subraya.

Martín de Lera asegura que el colectivo que ha sido más “golpeado” por la pandemia es, sin duda, el de los mayores, seguido por el de los inmigrantes, “los grades olvidados, ya que parece que no tienen derechos por no disponer de garantías sociales”, y los presos, “doblemente confinados durante este tiempo”, argumenta. También las personas sin hogar han tenido un trato especial durante la pandemia ya que, con el confinamiento obligatorio, “muchos no tenían donde resguardarse y Cáritas les abrió sus puertas”, apunta.

Cola de usuarios en Casa Betania para recoger alimentos. | Jose Luis Fernández

Durante 2020 tampoco se han olvidado de los niños, con un programa de infancia que ha atendido a 151 menores y 114 familias, con el objetivo principal de potenciar un adecuado desarrollo integral de los menores en su tiempo libre, ofreciéndole a estos menores una alternativa a situaciones de exclusión social.

Apoyado en el cuarto informe del Observatorio de la Realidad Social, elaborado por Cáritas, el delegado diocesano en Zamora desgrana las necesidades que, de manera general, se han incrementado durante esta época de pandemia, como la persistencia de las dificultades a la hora de acceder al empleo y la precariedad. “Afecta sobre todo a los sectores más vulnerables, como hostelería, turismo, trabajo doméstico o peones agrícolas”, pone como ejemplos.

El número de hogares sin ingresos también se han incrementado según este estudio, así como que la garantía de ingresos mínimos brindan poco servicio a las familias. Otro aspecto que se destaca en el informe es que la brecha digital se ha hecho todavía más amplia con la pandemia, lo que supone un aumento de la exclusión social, por el difícil acceso a la tecnología de muchas familias. Además, la fatiga por esta situación que se lleva arrastrando por meses también hace mella en la salud, en aspectos de estrés y ansiedad, incrementándose, por último, el aumento de la soledad. “Contra todo ello trata de luchar Cáritas para dar una respuesta”, asegura Martín de Lera.

“Seamos más pueblo”, lema del Día de la Caridad para este 2021

El obispo de Zamora, Fernando Valera, participó en la presentación de la memoria de Cáritas Zamora 2020 y anunció la celebración del Día de la Caridad, que este año tiene como lema “Seamos más pueblo”. “En este tiempo de pandemia hacemos una invitación a abrirnos a los demás y curar heridas, para estar cerca de los hambrientos o de los desnudos, para que esta caridad nos lleve a ponernos en las manos de Dios, con lo que somos y con lo que tenemos”, invitó. El propio obispo explicó que ha estado escuchando a los usuarios de Cáritas, acercándose a los diferentes servicios que ofrece, desde Proyecto Hombre hasta la Casa Betania, “para escuchar sus necesidades”. Lo que pretende Cáritas es reflejar “esta realidad transversal, como el empleo o la ayuda internacional que también ofrece”, puso como ejemplos. Con la celebración del Corpus Christi, coincidente con el Día de la Caridad, este domingo, el obispo invita a “cambiar nuestro estilo de vida y nuestro tiempo hacia los demás”.