La Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo, la encargada de abrir las procesiones de Semana Santa el Viernes de Dolores no tuvo otro remedio que recogerse en su pequeño templo que le sirve de sede para celebrar el acto de proclamación de la Pasión del Señor.
Con el aforo limitado que imponen las circunstancias de la pandemia, esta hermandad, como otras muchas de la Semana Santa, se limitó a organizar un acto simbólico con el que poder recordar la procesión y dar pie a que los hermanos y fieles en general pudieran rezar ante la imagen del antiguo crucificado.
De hecho, durante toda la tarde permaneció abierta la iglesia del Espíritu Santo con el fin de que los hermanos y fieles en general pudieran acercarse a rezar al Cristo en esta fecha tan señalada, ya que durante el acto de proclamación del Señor el aforo del templo era muy limitado, prácticamente 33 personas, aparte del sacerdote o los miembros de la reducida composición del coro, entre otros.
Y es que lo que se reprodujo dentro de la iglesia estuvo inspirado en lo que es habitualmente el acto que los hermanos celebran en el atrio de la Catedral cuando la procesión termina la primera parte de su recorrido.
Así, se leyó la palabra y el coro cantó el “Christus Factus Est”, como ocurre todos los Viernes de Dolores en el momento cumbre de la procesión del Espíritu Santo. Y también entonó otras piezas que forman parte de la idiosincrasia de la hermandad, como el “Adoramus te Christe” o el “Crux Fidelis” que se canta durante la procesión, mientras los cantores caminan entre las filas de hermanos con el hábito monacal.
Lo sucedido ayer en la iglesia del Espíritu Santo es el modelo a seguir por la mayoría de las hermandades de la Semana Santa: convocar dentro de los templos sencillos actos con aforo limitado diseñados como representaciones simbólicas de lo que no pudo ser, ni el pasado año ni este.
Las limitaciones horarias no permiten, siquiera, respetar los horarios habituales de la procesión.
