De los 510 núcleos de población que tiene Zamora, 276 tienen menos de cien habitantes. La caída demográfica que están sufriendo muchos pueblos de la provincia está dejando un panorama desolador en algunas zonas, que cada vez perciben más como una utopía la posibilidad de revertir esta tendencia que lleva décadas acercando su futuro al precipicio. Las localidades siguen perdiendo capital humano a un ritmo insostenible, y para muestra solo hay que fijarse en que, desde el inicio del siglo, 85 pueblos han bajado de la barrera psicológica de las tres cifras.

De nuevo, la zona occidental de la provincia aparece como la más perjudicada en ese sentido. De esas 85 localidades, 50 se sitúan en alguna de las comarcas que hacen frontera con Portugal. No en vano, esta franja ha perdido un tercio de sus habitantes desde el año 2000, más de 12.500 personas, y constituye uno de los territorios más castigados por la despoblación a nivel nacional. Además, Sanabria, Sayago, Aliste y La Carballeda ya contaban con un buen número de localidades por debajo de esa cifra.

En cuanto a algunos casos concretos especialmente llamativos, destaca la situación de Valer, uno de los núcleos del municipio de Gallegos del Río. En el año 2000, esta localidad contaba con 186 censados; ahora son apenas 78, tras una caída que ha afectado a todo el ayuntamiento. De los siete pueblos que componen esta unidad administrativa, tan solo Domez supera las 100 personas.

También resulta sangrante el panorama de lugares como San Martín del Pedroso, que ha pasado de 101 habitantes a 50 en apenas dos décadas; el de Villamor de Cadozos, de 106 a 59 en este mismo periodo; el de Fresnadillo, de 134 a 72; o el de Puercas, de 123 a 56. Todos estos pueblos están inmersos en una caída libre difícil de sostener, dado el envejecimiento de la población y la ausencia, en muchos casos, de alternativas realistas para revitalizar los pueblos.

Fuera de la parte occidental de la provincia, también hay casos destacables. Por ejemplo, el de Granucillo, que ha pasado de 149 habitantes a 56 en lo que va de siglo XXI. Es decir, ha visto cómo se escapaban casi dos tercios de su población en un periodo de tiempo relativamente corto. Tampoco ha sido una etapa precisamente positiva para Bercianos de Valverde, que en el año 2000 tenía 125 habitantes y ahora apenas contabiliza 59, o para Moratones, que ha pasado de 102 a 45.

La situación, además, resulta especialmente dolorosa si se tiene en cuenta que solamente un pueblo le ha dado la vuelta a esta realidad en las dos últimas décadas. Es decir, que ha logrado subir por encima de los 100 habitantes viniendo de cifras aún más bajas.

Ese es el caso de Barrio de Lomba, que tenía tan solo 83 habitantes en el año 2000, y que ahora se sitúa justo en el centenar. Este ejemplo resulta prácticamente anecdótico en un contexto de pérdida de población que se percibe en los lugares con pedanías, pero también en los municipios con un solo núcleo.

De hecho, hasta veinte municipios con un solo pueblo a su cargo han bajado de los cien habitantes en este periodo dentro de la provincia de Zamora. Varios incluso han perdido más de la mitad de su capital humano, como le ha sucedido a Vegalatrave, Villanueva de las Peras, Villar de Fallaves, Molezuelas de la Carballeda o Piedrahita de Castro.

En definitiva, Zamora cada vez cuenta con más localidades empequeñecidas, plagadas de gente mayor y con escasas expectativas de futuro si no reciben un impulso inmediato. Para algunos lugares, cuando llegue ese apoyo, podría ser demasiado tarde.

Una mujer, en Escober de Tábara. | Emilio Fraile

Una mujer, en Escober de Tábara. | Emilio Fraile

LOS ALCALDES DE LA PROVINCIA GESTIONAN PUEBLOS CADA VEZ MÁS VACÍOS

La despoblación de la provincia está provocando que ayuntamientos con varios pueblos a su cargo se encuentren con que ninguna de las localidades alcanza siquiera los 100 habitantes. Esa circunstancia se da en un buen puñado de lugares de Zamora, como por ejemplo Espadañedo, con seis núcleos en el que el más poblado es el que le da nombre, con apenas 46 censados.

En Figueruela de Arriba, tampoco alcanza el centenar de habitantes ninguno de sus siete pueblos. Además, tres de ellos (Flechas, Villarino de Manzanas y Riomanzanas) no llegan a 30 vecinos. Así ocurre también en Granucillo, Pedralba de la Pradería u Olmillos de Castro, por citar varios ejemplos.

En todo caso, quizá la situación más extrema se da en Manzanal de los Infantes, en La Carballeda. Allí, Otero de los Centenos se erige como la mayor localidad, con 37 habitantes, por delante de Donadillo (23), el núcleo que da nombre al municipio (19), Sejas de Sanabria (17), Lanseros (16) y Dornillas (8).

Varios lugares tratan de resistir con menos de diez personas

Dentro de la mala situación demográfica que atraviesa Zamora, hay varios casos especialmente críticos: los de aquellos pueblos que no alcanzan la decena de habitantes y que luchan por sobrevivir en una situación ya muy delicada. La provincia cuenta con varios ejemplos de este tipo en distintas comarcas. En el caso de Sanabria, dentro del municipio de Cobreros, se encuentra Riego de Lomba (7); en Galende se ubica el poblado de Moncabril (3) y en Rosinos de la Requejada aparecen Escuredo y Monterrubio, ambos con cinco.

En la parte de Aliste, dentro del Ayuntamiento de San Vitero, se encuadra la localidad de Villarino de Cebal (7), mientras que en Sayago tampoco escapan de la quema al tener casos como el de Las Enillas (8).

También se dan situaciones de pueblos que siguen apareciendo en los listados que publica el INE, pero que en la práctica se encuentran deshabitados, como sucede con Otero de Sariegos (Tierra de Campos o con Gusandanos (Sanabria)

Las cifras en las comarcas más afectadas

  • Aliste. En el caso de la comarca alistana hay varias localidades que han bajado de cien habitantes desde que comenzó el siglo XXI. Algunas de ellas son Alcorcillo, Castro de Alcañices, Ceadea, Moveros, Rábano de Aliste, Grisuela o Viñas. Por citar un ejemplo destacado, Puercas ha bajado de 123 a 56 personas en este periodo.
  • Sayago. En la parte de Sayago, también hay un buen puñado de casos de pueblos que se han quedado en las dos cifras tras perder población en las dos últimas décadas. Así sucede con Fresno de Sayago y su anejo de Mogátar, con Alfaraz, Gáname, Piñuel, Villamor de Cadozos o Badilla. En el ejemplo de Fornillos de Fermoselle, la caída ha sido desde los 103 a los 56 habitantes.
  • Sanabria y Carballeda. Estas zonas sufren de igual modo la caída de población por debajo del centenar, en sitios como Ungilde, Barjacoba, Hermisende, Castromil, Pedralba o Galende. En Ribadelago Nuevo han pasado, en veinte años, de 134 a 74 residentes.